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Michel Azcueta

LA REGIONALIZACION COMO PROCESO

LA REGIONALIZACION COMO PROCESO:MIRANDO A LAS REGIONES O MIRANDO A LIMA? Michel Azcueta  Hemos entrado al mes de abril, y pareciera que los Presidentes Regionales y el Ejecutivo están entrampados en discusiones y acusaciones mutuas que detienen, a su vez, el ritmo de la regionalización.  Pareciera que no se ponen de acuerdo ni en los objetivos ni en las formas, con diferentes voluntades, posiciones e intereses políticos que pueden llevar al fracaso el anhelo de millones de peruanos de lograr un desarrollo integral equitativo y descentralizado en todo el Perú. Pareciera que no se quiere asumir realmente (aunque de boca, todos lo aceptan) que la regionalización es un proceso que va a llevar su tiempo, como ha ocurrido en todos los países del mundo que dieron este paso.  Un proceso que dura, por lo menos 20 o 25 años hasta lograr todos los objetivos propuestos.  Hasta el momento, lo que se ve es inmediatismo, cortoplacismo, actitudes personales y partidarias y muy poco trabajo real en las propias regiones. Recuerdo los últimos meses de 1990, en reuniones con los presidentes regionales de la época (del APRA y de Izquierda Unida en su mayoría...), entrampados, también, en discusiones internas, haciendo paros y huelgas contra el centralismo limeño (que existe, realmente...), fomentando un mayor descontento en la población que llevó a un desprestigio del proceso, favoreciendo, en la práctica, los objetivos aún más centralistas de Fujimori que, el 5 de abril del 92, con el autogolpe, liquidó totalmente aquella experiencia inicial.  Me pregunto, si salvando las distancias y no teniendo un dictador por medio, no se estará cayendo en lo mismo en estos meses del 2003, mucho mirar a Lima y preocuparse muy poco en la práctica, por construir los gobiernos regionales, el poder democrático regional. En mi opinión, habría que dar más importancia y llegar a un consenso, a una auténtica concertación en relación al propio proceso, lo que entendemos y lo que queremos hacer año a año, con y en las regiones, aceptando con sinceridad los cronogramas aprobados concertadamente y evaluando las experiencias concretas que se vienen realizando. En segundo lugar, en las regiones hay que dedicar tiempo y recursos al fortalecimiento institucional, una de nuestras debilidades nacionales sobre la que todos hablamos y coincidimos pero que se mantiene igual.  Cómo convencer a políticos y autoridades que sin instituciones sólidas, democráticas no puede haber un proceso de mediano y largo plazo que culmine con éxito?.  Tan difícil es de entender esta realidad?.  Si no hay institucionalidad democrática, todo seguirá dependiendo de la buena voluntad de una persona, por lo que desaparece el carácter de “proceso” y se convierte en una experiencia personal... Los Presidentes Regionales y sus equipos, en estos meses, deberían fortalecer las instituciones regionales, preparándolas para asumir las responsabilidades que se les va transfiriendo, movilizando, desde ya, los propios recursos existentes en la región, incluyendo a las organizaciones de base, a los empresarios, a los inversionistas, con el objetivo tanto de ir generando el “poder regional” como el de asegurar un buen comienzo de las actividades ligadas al Plan de Desarrollo de cada Región.   Con ello no se niega las coordinaciones con el Ejecutivo sino que, de manera paralela, se avanza, desde las propias Regiones,  en el proceso. Un tercer aspecto –que, en general, ya está avanzando– es definir las prioridades en el plan de desarrollo económico productivo de cada Región, incluyendo los proyectos de inversión.  Y, cuando hablamos de “prioridad” debe ser uno o dos proyectos para, en coordinación con el Ejecutivo, se logren los fondos para ello, facilitando y concretando el tema  de las reuniones de trabajo, siendo mucho más eficaces para beneficio de los ciudadanos y del propio proceso.   

Son muchas las expectativas de la población y es de justicia que se avance en la descentralización y regionalización en el Perú.  Por ello, preocupa que se esté perdiendo tanto tiempo en otro tipo de discusiones, debilitando el propio proceso y con el peligro de frustrar, una vez más, a la ciudadanía que necesita por el bien del Perú, que el proceso avance con éxitos concretos que signifiquen elevar el nivel de vida y el desarrollo integral de todo el Perú.

 Abril, 2003.

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