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Michel Azcueta

Democracia sin instituciones

Elecciones a la vista


¿DEMOCRACIA SIN INSTITUCIONES?

Michel Azcueta


Nuevamente nos acercamos a unas elecciones generales para elegir un presidente y unos congresistas –y, para decirlo todo completo– unos presidentes regionales y alcaldes y regidores, estos últimos en el mes de noviembre de este mismo año. Es decir, nuevamente, nos encontramos en un año en el que se presentan candidatos, se inundan las calles y los hogares de propaganda, se habla mucho, se debate muy poco y se raja más todavía… Iremos a votar el 9 de abril y… a esperar otros cinco años…!!

¿Qué nos pasa? ¿Qué pasa a la sociedad peruana?, ¿Por qué nos conformamos con este tipo de procesos? ¿Por qué echamos la culpa siempre a otros?. Por qué no nos consideramos nosotros mismos los actores importantes de los procesos sociales, políticos, económicos que vivimos en el Perú?.

Posiblemente hay muchas causas y razones de todo ello, pero en estas líneas que, amablemente, me ha solicitado AVANSUR para compartir con sus lectores, quisiera insistir en una de ellas: la debilidad institucional que tenemos en el Perú, la falta de instituciones sólidas, democráticas, permanentes que aseguren la continuidad de los procesos que formen líderes con visión integral, que generen identidades y lealtades y que construyan representación democrática, con tolerancia.

La debilidad institucional en la sociedad peruana es un hueso duro de roer!! Nos cuesta entenderlo, nos cuesta aceptarlo y, peor aún, no nos gusta planteárnoslo como tarea… a pesar de que todos hablamos y defendemos los derechos ciudadanos.

Desde hace un par de décadas se fueron destruyendo, una a una, las organizaciones del país a nivel sindical, campesino, gremial, cultural, político y hasta deportivo…!! Y lo hemos ido aceptando o criticando sin analizar el modelo neoliberal que, en ese tiempo, se ha ido consolidando en el Perú, modelo que se basa en el individualismo más atroz, en el “sálvese quien pueda”, en el que el pez grande se come al chico… y lo vemos y aceptamos con naturalidad. Lógicamente, al centrarse todo en el individuo, ya no se necesitan, según ellos, organizaciones ni instituciones… cada uno baila con su pañuelo y el que no lo tiene… se queda sin fiesta y sin banquete…

Ese es el problema que estamos viviendo y que tenemos que enfrentar entre todos de una vez por todas. Se entiende, entonces, que haya 40 partidos nacionales, que haya más de veinte candidaturas presidenciales, más de 2000 (!!) movimientos locales… lo que pudiera parecer una manifestación democrática siendo totalmente lo contrario, una manifestación del individualismo caudillista, del personalismo y del cortoplacismo que nos rodea y que nos hace tanto daño.

De ahí que, en el nivel de los partidos políticos peruanos, sea tan difícil ubicar ideológicamente a cada uno de ellos pues en todos hay de todo, unos que provienen de la izquierda unidos a representantes de la derecha mas tradicional; reaccionarios que juran “por Dios y por la plata” con personas honestas que desean un cambio positivo para el Perú; mafiosos enquistados en todos los aparatos del Estado junto con trabajadores y emprendedores inteligentes…

Pero debemos participar. El Perú depende de nosotros, de todos nosotros. Por un lado, ser constructores de sociedad, de ciudadanía; no tener miedo a organizarnos, a organizar, a comprometernos con el desarrollo de nuestra comunidad y del Perú. Por otro lado, educarnos, informarnos, estudiar, compartir nuestras ideas y propuestas con los demás. Y, en tercer lugar, desde ese compromiso y desde nuestros principios, optar, elegir a aquellos representantes que se aproximen mas a nuestra escala de valores, a nuestra visión del Perú.

Esto en lo que a las próximas elecciones se refiere. Pero como ciudadanos conscientes, debemos fortalecer la sociedad civil y la institucionalidad democrática en el Perú. Para avanzar en ello, necesitamos:

1. Clara voluntad política de parte de todos y, de manera especial, de aquellos que tenemos algún tipo de responsabilidad pública. Mientras no estemos convencidos de la importancia que tiene la sociedad civil para el Perú, para su gente, para su economía, para su desarrollo integral, nunca vamos a avanzar hacia su modernización, hacia unas relaciones sociales más democráticas y justas. Mientras sigamos pensando en “salvadores individuales”, en el “Papá - Estado” o “Papá - Presidente”, mientras no construyamos puentes y canales de participación y de relaciones, mientras todos nosotros no seamos coherentes con los principios que decimos defender, ni habrá auténtica “sociedad civil” ni habrá desarrollo democrático. La voluntad política supone proponerse, de manera consciente, como gran objetivo nacional, el fortalecimiento y articulación de la sociedad civil y, desde ella, la institucionalidad democrática

2. Respeto y desarrollo de conciencia ciudadana, a partir del conocimiento y difusión de los deberes y derechos de cada uno de los peruanos y peruanas. Conciencia ciudadana quiere decir transformarnos todos - más allá de nuestra ubicación social y geográfica - en sujetos activos, parte consciente de la sociedad civil peruana. Es a partir de este compromiso individual que, sumándose al compromiso de los demás, se irá fortaleciendo una conciencia colectiva fundamento real de una “sociedad civil” cohesionada, con instituciones estables, creíbles, representativas.

3. Imaginación y creatividad: después de todo lo que hemos vivido en estas décadas, durante las cuales en el Perú ha pasado de todo, regímenes militares, democracia, violencia terrorista, crisis económica, cólera y fenómeno del Niño, instalación y fracaso de gobiernos regionales, demagogias de uno y otro tipo, ha ido saliendo a luz la gran imaginación y creatividad propias del pueblo peruano. Los jóvenes, las mujeres, los intelectuales y artistas se han ido incorporando activamente a la “Sociedad Civil”, con ideas y planteamientos propios, con manifestaciones nuevas y creativas que no sólo enriquecen la actividad ciudadana sino que abren un gran horizonte de esperanza renovadora en estos próximos años si es que se continúa por ese camino. Aceptar y fomentar las propuestas novedosas es fundamental para la articulación de la sociedad civil en su conjunto y con ello, asegurar el funcionamiento de las instituciones tanto antiguas como nuevas de acuerdo

4. Experiencias de éxito: somos un pueblo, una sociedad, mirada en su conjunto a nivel nacional, con un balance negativo que nos da más fracasos que éxitos en la tarea colectiva, lógicamente con las debidas excepciones. Me refiero, esencialmente, a experiencias masivas que son las que generan conciencia colectiva; demasiados intentos acabados en frustraciones, demasiadas cosas dejadas a medio camino, demasiada mediocridad, demasiadas buenas intenciones, mucho engaño y mucha mentira, institucionalizadas, demasiada basura en la mayoría de los medios de comunicación..... Todo ello influye y crea un sentimiento de frustración e impotencia. Este sentimiento individual se refleja, lógicamente en la falta de confianza frente a las instituciones. Por eso debemos fomentar experiencias que culminen en éxitos concretos, en logros alcanzados por el conjunto de la sociedad peruana., especialmente éxitos de organizaciones e instituciones. Comencemos a nivel local y de grupo hasta proponernos (y alcanzar) auténticos objetivos nacionales.

Construir la sociedad democrática es, a la vez, fin y medio para construir ciudadanía, fin y medio para fortalecer la sociedad civil en el Perú. Este año electoral es un buen momento para reflexionar y actuar al interior de cada una de nuestras comunidades. No nos engañemos: el Perú depende de nosotros mismos y la solución o soluciones vendrán con organización y con instituciones, con honestidad y transparencia en nuestros actos, con visión y objetivos nacionales inmersos en el siglo XXI.

Son algunos planteamientos que pongo a consideración de ustedes.

Villa El Salvador
Marzo 2006

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