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Michel Azcueta

Combate global contra la pobreza. Las soluciones existen. La experiencia de Villa El Salvador

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COMBATE GLOBAL CONTRA LA
POBREZA
LAS SOLUCIONES EXISTEN
LA EXPERIENCIA DE VILLA EL SALVADOR
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COMBATE GLOBAL
CONTRA LA POBREZA
LAS SOLUCIONES EXISTEN
MICHEL AZCUETA
REGIDOR METROPOLITANO DE LIMA
PRESIDENTE DE LA ESCUELA MAYOR
DE GESTIÓN MUNICIPAL
ESCUELA MAYOR DE GESTIÓN MUNICIPAL
Av. Pérez Aranibar 1199 - (Ex Av. Del Ejército)
Magdalena del Mar - Lima 17 - Perú
Telf.: 264-6653 Telefax: 264-0691
http://www.emayor.edu.pe
e-mail: emayor@chavin.rcp.net.pe
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ILAS SOLUCIONES
EXISTEN
MICHEL AZCUETA
Presidente Escuela Mayor de Gestión Municipal
Documento preparado para el programa
“Anticipación y estudios Prospectivos” de la
UNESCO - 2001”
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Son varias las décadas que tanto la Organización de Naciones Unidas como los
organismos internacionales y los propios gobiernos han dedicado grandes esfuerzos al
"desarrollo" y a la lucha contra la pobreza. Han probado prácticamente de todo, con
resultados máximos en comparación con las demandas existentes de la población pobre,
tanto en los países del Sur, como en los países de alto nivel de desarrollo.
Se ha ido localizando aspectos que se iban poniendo de moda de acuerdo a los años; a
enfoques de especialistas muy lúcidos y convencidos; y de acuerdo, también, a intereses
políticos de corto plazo. De allí que tengamos varias experiencias de programas de
desarrollo que se han ido centrando en el campo, en las áreas urbanas, en la salud, en
las mujeres, en "políticas de género", en la infancia.
A veces, en la alfabetización y la educación básica. El estado, los ministerios, organismos
asistencialistas, organismos no gubernamentales (ONG’s), organismos de cooperación
internacional directa e indirecta han ido probando, también, diferentes métodos y
sistemas de control y evaluación de los múltiples proyectos y programas de lucha
contra la pobreza.
Los resultados, salvo algunas excepciones muy localizadas en uno u otro país, no son
muy alentadores: miles de millones de dólares invertidos en estos programas para que
se mantenga el mismo número de pobres y el mismo número de ciudadanos en pobreza
extrema en la mayoría de nuestros países de América Latina, África, Asia; y para que
aumenten los llamados "bolsones" de pobreza en los países desarrollados.
Al entrar al siglo XXI, conviene evaluar profundamente dichos programas en sus
objetivos, métodos y resultados. Para, a partir de esta evaluación que debe destacar
las experiencias positivas con éxitos comprobados, asumir con valentía los cambios y
una voluntad política y ciudadana para enfrentar la pobreza y avanzar hacia el desarrollo
integral de los pueblos.
MICHEL AZCUETA
Presidente Escuela Mayor de Gestión Municipal
I. IntroducciÛn
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Aunque siempre se han producido numerosas evaluaciones y discusiones sobre las causas
de la pobreza en el mundo, que incluyen análisis históricos, económicos, culturales y
sociales, hay que profundizar aún más sobre estas causas. Los fracasos que se han dado
y se siguen dando en los programas de lucha contra la pobreza nos exigen acercarnos más
aún a las causas próximas - que debemos y podemos atacar - para llegar a las causas
estructurales que todos conocemos y que son la base de las situaciones de pobreza. En
muchas ocasiones las causas estructurales, que son ciertas y reales, las aceptamos todos
(organismos internacionales, gobiernos y ciudadanía en general) pero, las mantenemos en
una especie de "limbo", de manera que su conocimiento y constatación ya no movilizan ni
animan a la acción concreta y dejan de ser, en muchas ocasiones, un auténtico motor de
promoción del desarrollo. Peor aún, desde algunos gobiernos, las causas estructurales se
utilizan como un escudo para salvar, según ellos, responsabilidades, que "si siempre ha
sido así, poco se puede hacer".
Los resultados en las políticas económicas y sociales de parte de los organismos
internacionales son tan claros que nadie los puede negar.
"Por un lado, en la dimensión distributivo del desarrollo económico, América Latina ocupa
una posición desfavorable: en forma persistente, la región ha tenido índices muy altos de
concentración del ingreso, superiores a las de cualquier otra región, en los países
latinoamericanos una cuarta parte del ingreso nacional es percibido por sólo el 5 por
ciento de la población y un 40 por ciento por el 10 por ciento más rico. En contraste, los
países del sudeste asiático el 5 por ciento más rico percibe el 16 por ciento del ingreso
promedio y en los países desarrollados, el 13 por ciento." (BID 1999).
II. Algunas constataciones previas
Coeficiente Gini
Fuente: Cálculos OCE-BID basados en Penn World
Tables (1998)
Por eso sin dejar de lado lo relacionado a este tema, conviene asumir los cambios
efectuados en el mundo, en las regiones y en cada uno de nuestros países, para atender
las demandas concretas en un contexto, donde los intereses de las personas consideradas
pobres y pobres extremos son muy específicos. A partir de ellos debemos avanzar
hacia un desarrollo integral.
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øDÛnde viven los pobres del mundo en desarrollo?
Distribución de la población que vive con menos de US$ 1 diario, 1998 (1,200 millones)
Fuente: Banco Mundial, 2000b
Junto con este nuevo análisis, también se deben evaluar los modelos de desarrollo
implícitos en los programas y proyectos de lucha contra la pobreza. Si, en la práctica,
han fracasado las consideraciones fundamentales, también han fracasado los modelos
que han logrado una modernización real de sectores minoritarios en cada uno de nuestros
países y una auténtica marginación de la mayoría pobre, sobre todo en los países del Sur.
øDÛnde ha disminuido la pobreza y dÛnde no?
De nuevo las cifras oficiales nos demuestran los resultados de este modelo de desarrollo.
Según el ultimo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD): “en los últimos 30 años, la diferencia de ingreso “per-cápita” entre los países
pobres y ricos ha pasado de 19 a 30. Y esta diferencia se ha agudizado al interior
mismo de los países ricos. En EE.UU. ha pasado de 19 a 60. El ingreso de los ricos
que conforme el 1 por ciento de la población se ha multiplicado por 100, mientras el
ingreso de la población que representa el 20 por ciento se ha mantenido igual o ha
empeorado” (Informe PNUD-2000).
Variación en el número de personas que viven con menos de US$ 1 diario, 1987 1998
Fuente: Banco Mundial, 2000b
Asia
Oriental
y el Pacífico
Europa y
Asia
Central
América
Latina y el
Caribe
Oriente Medio
y Norte de
Africa
Asia
Meridional
Africa al
Sur del
Sahara
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Población incluida
al menos en
un estudio Personas que viven con menos de US $ al día
(porcentaje) (millones)
Región 1987 1990 1993 1996 1998
Asia Oriental y el Pacífico
Con exclusión de China
Europa y Asia Central
América Latina y el Caribe
Oriente Medio y Norte de África
Asia Meridional
África al sur del Sahara
Total
Con exclusión de China
Pobreza de Ingreso por regiÛn (1987 1998)
90,8
71,1
81,7
88,0
52,5
97,9
72,9
88,1
84,2
417,5
114,1
1,1
63,7
9,3
474,4
217,2
1,183,2
879,8
452,4
92,0
7,1
73,8
5,7
495,1
242,3
1.276,4
915,9
431,9
83,5
18,3
70,8
5,0
505,1
273,3
1.304,3
955,9
265,1
55,1
23,8
76,0
5,0
531,7
289,0
1.190,6
980,5
278,3
65,1
24,0
78,2
5,5
522,0
290,9
1198,9
985,7
Parte de la Población que vive con menos de US $1 al día
(porcentaje)
Región 1987 1990 1993 1996 1998
Asia Oriental y el Pacífico
Con exclusión de China
Europa y Asia Central
América Latina y el Caribe
Oriente Medio y Norte de África
Asia Meridional
África al sur del Sahara
26,6
23,9
0,2
15,3
4,3
44,9
46,6
27,6
18,5
1,6
16,8
2,4
44,0
47,7
25,2
15,9
4,0
15,3
1,9
42,4
49,7
14,9
10,0
5,1
15,6
1,8
42,3
48,5
15,3
11,3
5,1
15,6
1,9
40,0
46,3
Nota: El umbral de pobreza es de US$ 1,08 sobre la base de PPA de 1993. Las estimaciones de la
pobreza están basadas en datos sobre el ingreso y el consumo de los países de cada región en las que
se dispone al menos de un estudio correspondiente al período de 1985-98. Cuando los estudios no
coinciden con los años del cuadro, las estimaciones se han ajustado utilizando el estudio más próximo
disponible y aplicando la tasa de crecimiento del consumo deducida de las cuentas nacionales.
Utilizando el supuesto de que muestra de países incluidos en los estudios es representativa del conjunto
de la región, se ha estimado luego el número de personas pobres por región. Este supuesto es,
obviamente, menos sólido en las regiones donde la cobertura de los estudios es menor. Puede
obtenerse información más detallada sobre los datos y la metodología en Chen y Ravallion (2000).
Pareciera que el modelo de desarrollo elegido en la última década tiene como fin exclusivo
enlazar ese sector minoritario moderno con la llamada "globalización", de manera que se
fortalece la paradoja de una presencia efectiva de dicho sector minoritario en las redes
internacionales y una ausencia real de las mayorías nacionales que quedan al margen de
ese proceso mundial.
Esta globalización económica, financiera y de imagen, no termina de solucionar los
problemas concretos de millones de personas ni logra adecuar las demandas, tan inmediatas
y profundas, de ciudadanos y ciudadanas de todas las regiones y países del planeta.
Es por esta razón que la "globalización", a pesar de las tensiones con que es observada
respecto del desarrollo de las localidades, paradójicamente incentiva una sensibilización
hacia lo local, que hay que tener en cuenta.
Es la propia "globalización" la que nos lleva al redescubrimiento de lo local y da un valor
especial a las discusiones y valorizaciones sobre identidad, participación y desarrollo
local. Desarrollo local que es el referente de un quehacer social y político de transformación
que está teniendo gran influencia en los inicios del nuevo siglo.
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Después de 20 años ensalzando o criticando la "globalización", las estrategias de desarrollo
local son un objetivo político común de diferenciación, de configuración de un poder
compensador de los procesos y agentes que actualmente hegemonizan a la humanidad.
Los municipios y las instituciones municipales son los que mejor expresan estas
posibilidades en todos los países del mundo. Mientras el gobierno central garantiza la
igualdad de derechos de los ciudadanos y las ciudadanas, el gobierno local garantiza el
derecho a las diferencias.
Por lo que, en los nuevos programas y proyectos para reducir la pobreza en América
Latina, el Caribe, África y Asia, debemos considerar, también, esta nueva dimensión del
desarrollo para hacer posible que las grandes mayorías participen activamente en la
construcción de las relaciones internacionales propias del nuevo Milenio. Debemos atender
las demandas concretas de la población pobre, pero con una nueva dimensión, sabiendo
unir desarrollo y democracia.
Otro de los aspectos que se suele dejar de lado, tanto en la constatación como en las
políticas de lucha contra la pobreza, es la imagen de los pobres y de la misma pobreza que
se transmite a través de los diferentes medios de comunicación, especialmente por la
televisión, a nivel mundial, muy especialmente en los países desarrollados.
Aunque de forma individual, podemos y solemos tener nuestros propios criterios de
evaluación, desde el punto de vista social y cultural masivo se sigue relacionando, en los
medios, la pobreza con actitudes individuales negativas, propias de sectores minoritarios
de la sociedad (en los países desarrollados) o con poblaciones culturalmente "atrasadas" y
sin iniciativa para combatir su situación. Generalmente, no se presentan las noticias
sobre la pobreza de manera profunda e integral, sino como hechos aislados producto de
una situación coyuntural que como suele ocurrir en la presentación televisiva de hambrunas,
catástrofes o epidemias en el Tercer Mundo nos mueven a cierta compasión. Pero que
casi nunca inducen a una reflexión masiva sobre las causas de la pobreza en el mundo y su
relación directa con decisiones que se toman a nivel de gobierno y a nivel internacional.
Es cierto que se dan excepciones, como lo demuestran muchos periodistas y comentaristas
en el mundo entero. Por ejemplo, en los Encuentros "Sur y Medios de Comunicación"
realizados en 1997, en Pamplona (España), se concluye:
"En la era de las comunicaciones, del desarrollo de nuevas tecnologías, se está produciendo
una revolución en el concepto clásico de información y debemos estar alertas ante algunas
cualidades del nuevo modelo: la información es unidireccional; la información es universal,
pero uniforme. Estas características de la información actual inciden de manera
especialmente negativa cuando se aplican a la realidad de los pueblos empobrecidos del
planeta y económicamente irrelevantes para el mercado mundial." (Médicos Mundi 1997)
Este control de la imagen en relación con la lucha contra la pobreza, se refleja, también,
en la información sobre los programas de cooperación en el Tercer Mundo. El Comité de
enlace de las Organizaciones No Gubernamentales de Desarrollo (ONGD) nos describe
algunos ejemplos:
“Son también muy comunes las imágenes que transmiten la idea de que médicos,
maestros, ingenieros, y en general, todo el personal verdaderamente capacitado, es siempre
blanco y occidental, lo que refleja que todavía no se termina de poner en manos
de las contrapartes nativas la administración y ejecución de los proyectos, tal y como
sería deseable. Tienen, así mismo, connotaciones paternalistas, las fotografías que presentan
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al personaje occidental, sano, fuerte y estupendo, agarrando la manita de un niño esquelético;
una imagen que vuelve a transmitir que la debilidad y la dependencia de la infancia del
Tercer Mundo necesitaba de nuestra ayuda. Lo son, por último, algunos pies de foto en
los que se lee, por ejemplo; "Pedro Pérez, director de tal Agencia, abraza a un niño etíope".
Donde, al parecer, el director de la ONG merece ser descrito con nombre, apellido y
profesión, mientras el niño es sólo un representante abstracto de la infancia etíope desvalida.
Hay, por último, algunas manifestaciones muy sutiles o indirectas de prejuicio o
discriminación racial."(citado en Médicos Mundi 1999).
Una última constatación, que considero útil y necesaria es aceptar la distinción entre
“programas de emergencia” y "programas de desarrollo".
Lamentablemente, los "programas de emergencia" ante catástrofes naturales, epidemias,
hambrunas, situaciones graves imprevistas, siguen y seguirán siendo necesarios en los
países del Tercer Mundo, dada nuestra realidad geográfica, económica y social. Con la
experiencia adquirida, deben mantenerse programas y presupuestos para la acción
preventiva, para la información y educación de la población de zonas afectadas por
terremotos, ciclones, erupciones volcánicas, epidemias, sequías e inundaciones. Población
que definitivamente está dentro de los sectores más pobres de nuestras sociedades, lo que
hace que las catástrofes naturales en nuestros países sean también un factor de
empobrecimiento y de miseria.
A pesar de ello, mucho se puede hacer para no repetir errores ni de parte de la propia
población ni de parte de los gobiernos y organismos internacionales que movilizan recursos
ante catástrofes, logrando ayudas de emergencia, pero que no concluyen en otro tipo de
acciones con objetivos de corto y mediano plazo.
De ahí la necesidad e importancia de la distinción entre estos "programas de emergencia"
- orientados en su mayoría a la población pobre - y los "programas de desarrollo integral"
que se encaminan a soluciones definitivas. Precisamente sobre este último aspecto debemos
profundizar y avanzar.
Ante tanto fracaso y por las propias evaluaciones objetivas de los programas de lucha
contra la pobreza, se ha analizado; tanto a nivel nacional como internacional, experiencias
concretas que terminan en éxito como ejemplos que pudieran ser replicados en otras zonas
y países. Más allá de qué puede significar una nueva "moda" o simple justificación para
dichos programas, el hecho es que existen, en todos los continentes experiencias que señalan
algunos caminos concretos por los cuales deberíamos avanzar en la solución al
problema de la pobreza.
Podemos encontrar algunas de las más conocidas en las últimas publicaciones referentes
al tema como, por ejemplo, los informes anuales sobre las mejores experiencias urbanas
del programa "Habitat" de Naciones Unidas; las 17 experiencias recogidas por el Banco
Mundial en "Our Dream: a World Free of Poverty". (Washington 2000); las 32 experiencias
de América Latina en el "Kit Ciudades y Medio Ambiente", de la Federación
III. EXISTEN SOLUCIONES
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Mundial de Ciudades Unidas (París 2000); el estudio del grupo "Laboratoire du Futur"
(París 2000) sobre cinco acciones concretas de lucha contra la pobreza en Bangladesh
(Grameen Bank), Estados Unidos (Time dollar), Holanda y Bélgica (Max Havelaar),
Brasil (Presupuesto participativo de Porto Alegre) y Perú (Desarrollo integral de Villa El
Salvador), experiencia esta última en la que participo directamente desde 1971 hasta el
presente.
Se trata de acciones que se desarrollan a partir de un eje específico: desarrollo económico,
social, educativo, en ambientes urbanos o rurales, que guardan relación con temas
considerados tradicionales (salud, alimentación, trabajo, producción, organización), pero
que ha incorporado otros relacionados con la pobreza en el mundo (inmigración, grupos
minoritarios, comunicación, identidad nacional, pacificación, derechos humanos,
globalización).
Son centenares y centenares de esfuerzos en todos los continentes y países (incluidos los
países desarrollados y sus "bolsones" de pobreza) que, guardando las distancias y el sector
social y poblacional específicas en el que se desarrollan, mantienen ciertas coincidencias
y similitudes que conviene recoger:
- Son experiencias locales con dimensión nacional: parten de lo local pero no se quedan
ahí, sino que construyen puentes de relación y coordinación con otros grupos y con otros
sectores, a veces, absolutamente diferentes, con el fin de ampliar su campo de acción,
aumentar su fuerza e influir en políticas nacionales e internacionales.
- Son experiencias que fortalecen la sociedad civil : en cada uno de los países, diferenciándose
de las acciones que llevan a cabo los gobiernos centrales, buscan un "empoderamiento"
de los pobres para dirigir sus propios procesos de desarrollo, sobre todo cuando culminan
en el fortalecimiento institucional.
- Son experiencias de democracia interna: que tienen como objetivo fortalecer los procesos
democráticos nacionales e internacionales, construyendo nuevos liderazgos comunales,
municipales, políticos, económicos, resaltando los liderazgos de mujeres y de jóvenes.
- Son experiencias que inciden en proyectos integrales: diversas maneras de atacar la
situación de pobreza. Más allá del "eje" concreto elegido (productivo, educativo, social,
cultural ... ) se enmarcan siempre en un proyecto integral de desarrollo, con diferentes
acciones y actores coordinados entre sí para lograr objetivos de corto, mediano y largo
plazo.
- Son experiencias que fortalecen la identidad del grupo: generan un orgullo propio entre
sus integrantes y logran un alto nivel de reconocimiento desde los sectores externos a la
experiencia. Esta identidad propia contribuye al proceso de construcción de nuevas identidades
nacionales en varios países de Asia, África y América Latina o al fortalecimiento
de identidades en sectores minoritarios de países desarrollados.
- Son experiencias que modifican actitudes en los participantes: fortalecen la auto confianza,
aspecto importantísimo en la lucha contra la pobreza, ya que todo objetivo alcanzado
se transforma en un éxito personal y colectivo, disminuyendo o alejando las frustraciones,
una de las características de la cultura de la pobreza.
Es aprendiendo de estas experiencias positivas que se debe avanzar en la construcción de
un sistema y unos modelos de desarrollo económico y social que conduzcan tanto a la
inmediata reducción de la pobreza como a su futura eliminación definitiva.
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Sobre la base de las experiencias que han demostrado ciertos niveles de éxito en la elevación
del nivel de vida de poblaciones consideradas pobres, proponemos dar más importancia a
proyectos integrales a nivel local, a partir de núcleos generadores de experiencias
productivas.
No se trata, simplemente, de mantener una situación donde la pobreza no siga avanzando.
Se trata de generar riqueza, iniciar o mejorar la producción a nivel local, para asegurar un
sostenimiento básico en la familia y aumentar las posibilidades personales de mejorar, en
un futuro próximo, la propia situación. De la pobreza en sí no puede salir la solución. Es
necesario romper el círculo vicioso - la pobreza genera más pobreza - a través de lo
productivo haciendo uso de las ventajas comparativas y recursos básicos de una comunidad
local.
La mejora económica incide directa e inmediatamente en la mejora de los servicios
elementales como la higiene, la salud, la educación y no necesariamente se produce la
situación inversa. Hay que centrarse en lo económico - productivo. Nuestra experiencia
personal de más de tres décadas en Villa El Salvador (un distrito popular de cerca de
400,000 habitantes en el área metropolitana de Lima, Perú), nos ha enseñado a valorar el
trabajo productivo de hombres, mujeres y jóvenes como la mejor manera de salir de la
pobreza extrema y comenzar a progresar.
Es cierto que, en todo lo que se refiere a la producción es necesario concertar entre los
diferentes actores sociales: población organizada, empresarios, gobierno local, gobierno
central y ONGs. La concertación por y para el desarrollo es la base para reducir la
pobreza y para fortalecer la democracia.
Proyectos productivos enmarcados en un plan de desarrollo integral a nivel local, de
manera tal que, al ir elevando y mejorando la producción, se acercan los mercados, se
abren nuevas y mejores relaciones con otras zonas, inclusive las más alejadas. Se va
participando en un plan nacional de desarrollo y fortaleciendo la conciencia ciudadana y
la consolidación de derechos y deberes. Precisamente, en mi opinión, es la conciencia de
derechos y obligaciones la que demostrará que se está saliendo de la miseria y de la
marginación absolutas.
De ahí la importancia del componente democrático en todo plan de desarrollo integral. El
auténtico reto está en saber unir democracia con eficacia, participación con resultados
concretos, producción y empleo con justicia social.
La democracia debe ser un objetivo conscientemente asumido dentro de los programas de
cooperación, especialmente de América Latina, África y Asia. La Comunidad Democrática,
los organismos de la Organización de Naciones Unidas, debe saber transmitir los valores
propios de la democracia en cada uno de los proyectos de cooperación y, consecuentemente,
se deben encontrar la mejores maneras y los caminos convenientes para influir en la
democratización de las sociedades a las cuales se destina la cooperación.
Mi experiencia personal, me dice que uno de los caminos seguros es el fortalecimiento de
los gobiernos locales. En las últimas dos décadas, se han ido generalizando las elecciones
libres en el ámbito municipal y, poco a poco, con tristes excepciones, el gobierno local ha
ido asumiendo nuevos roles y nuevas responsabilidades en diferentes ámbitos del desarrollo
IV. Propuestas para la acciÛn
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3
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económico, social y cultural. Por eso considero importante tener en cuenta a los municipios
y, junto con ellos, a las organizaciones de base que forman la comunidad local, a la hora
de definir los objetivos, programas y proyectos de cooperación internacional. El
fortalecimiento de la institucionalidad democrática de la sociedad civil debe ser un elemento
importante, y, a su vez, uno de los logros visibles de toda cooperación orientada a la
erradicación de la pobreza en el mundo.
En el contexto de un desarrollo integral y de ninguna manera aislados es que consideramos
los importantes aspectos de la educación, la cultura y la información. Para ello, en las
próximas décadas debemos producir cambios en todos los actores que participan en los
tres procesos. Cambios en los contenidos educativos y culturales, cambios en las
metodologías, partiendo del respeto a los pobres tanto como personas individuales, como
grupos sociales.
La educación, tanto en los países y zonas pobres subdesarrolladas como en los "bolsones"
de pobreza del mundo desarrollado, debe insistir en la construcción y transmisión de
valores y conocimientos que generen auto-estima y disminuyan las frustraciones. No se
trata solamente de alfabetizar o de aumentar los niveles de escolaridad en dichos sectores
sino, también y además de eso, ayudar a descubrir sus propias potencialidades internas,
tanto individuales como grupales, para que se reconozcan y sean reconocidos como sujetos
capaces de alcanzar niveles superiores de desarrollo y, a partir de ello, capaces de participar
con aportes propios en el desarrollo mundial. Para lograr este objetivo es fundamental
introducir en los procesos educativos, la "pedagogía del éxito", aquella que se basa en
objetivos alcanzados que estimulan la confianza en la posibilidad real de alcanzar objetivos
más importantes. La "pedagogía del éxito" puede y debe ser aplicada en todos los niveles
y sectores, entre los niños, los jóvenes y los adultos hombres y mujeres que viven - hoy por
hoy en la pobreza.
La cultura o las culturas tienen que asumir el reto de la universalización en las relaciones
humanas. Siempre seguirán siendo manifestaciones de la actividad, intelectual y práctica,
de los miembros que conforman una comunidad determinada pero en el siglo XXI, más
que en otros períodos de la historia de la humanidad, se debe insistir, por un lado, en el
respeto a las culturas propias y, por otro, en los aportes a la cultura universal. Esto es
absolutamente válido cuando hablamos de la erradicación de la pobreza en el mundo.
Consciente o inconscientemente, a través de los modelos de desarrollo y a través de
numerosos programas nacionales e internacionales, se transmiten (a veces se imponen)
otros valores y otros conocimientos que configuran otra cultura, despreciando, en la práctica,
la cultura propia de los sectores y naciones que se pretende apoyar. Cerrando las puertas
a sus propios aportes culturales, tan positivos como los de las demás culturas. No se
puede combatir la pobreza destruyendo la cultura y las creaciones de aquellos que,
circunstancialmente, viven en ella.
La información es fundamental, tanto al interior de los grupos y sociedades como en los
ámbitos regionales y mundiales. De ahí la importancia de construir y mantener los accesos
a la información y, lógicamente, a los medios y tecnologías de la comunicación. Cuando
nos referimos a las estrategias de lucha contra la pobreza, lo hacemos con una visión
integral de manera que debemos considerar un manejo adecuado de la información y delos
medios de comunicación al servicio, también, de los objetivos de desarrollo, de las
dimensiones culturales (con sus diferencias) y de la construcción de unas relaciones
universales distintas a las existentes.
La tecnología comunicacional tiene la ventaja de su rápida expansión y de su abaratamiento
creciente que la hace asequible cada vez más a sectores más amplios de la sociedad,
incluidos los más pobres. Este es un aspecto muy positivo. El aspecto negativo o difícil
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es el de los contenidos que se transmiten así como la imagen que imponen al mundo sobre
la realidad de los países pobres y de las minorías pobres. Esto hace que debamos trabajar
en los dos niveles: haciendo que dichos sectores se apropien de diferentes mecanismos de
información y comunicación y, por otra parte, lograr que, a nivel mundial, se generen
nuevos canales y nuevos contenidos relacionados con un nuevo modelo de desarrollo
económico, social y cultural.
Junto con la concertación, recordemos que las experiencias también nos han enseñado que
la cooperación internacional debe entenderse como un complemento a las acciones de
cada grupo humano o de cada comunidad local. Generalmente, proyectos que se inician
con financiamiento exterior terminan cuando se va ese apoyo exterior. Definitivamente es
mucho más útil - hablando de desarrollo y no de emergencia apoyar proyectos económicoproductivos
que han sido iniciados por la propia población pobre, con un núcleo estable y
con objetivos claros (que pueden ser mejorados) para asegurar la continuidad del proyecto
una vez terminada la cooperación internacional. De igual manera en lo que se refiere a
proyectos y programas culturales y científicas. Una buena evaluación de los proyectos de
la cooperación internacional tanto de los que terminan en éxito como de los que culminan
en fracaso, ayudaría realmente a definir mejor las estrategias y métodos de lucha contra la
pobreza y el fortalecimiento de la democracia.
Clara voluntad política: de parte de todos y, de manera especial de aquellos que tenemos
algún tipo de responsabilidad pública a nivel local, nacional e internacional. Mientras no
estemos convencidos no sólo de la necesidad de erradicar la pobreza en el incipiente siglo
XXI sino, también, de que este objetivo es realmente alcanzable con el aporte de todos,
difícilmente vamos a poder avanzar hacia unas relaciones económicas y sociales más
democráticas y justas. La voluntad política supone proponerse de manera consciente y
utilizando todos los recursos técnicos, humanos, económicos posibles, la erradicación de
la pobreza como gran objetivo mundial.
Relacionar la inversión nacional e internacional con el desarrollo local: tomar en cuenta
que prácticamente todas las experiencias con éxito en la lucha contra la pobreza se inician
en espacios locales o grupos sociales concretos y, desde ahí, expanden su influencia a
niveles más amplios. No se trata de despreciar acciones en el campo de la macroeconomía,
absolutamente necesarias, sino que estas decisiones que se toman desde los gobiernos
centrales y desde los organismos internacionales lleguen realmente a las poblaciones y
grupos pobres de la sociedad. Esta es, a la vez, una demanda y una lección de la evaluación
de los programas de lucha contra la pobreza.
Respeto y desarrollo de conciencia ciudadana a partir del conocimiento y difusión de los
deberes y derechos de cada uno de los habitantes de nuestro único planeta: Conciencia
ciudadana quiere decir transformarnos todos, más allá de nuestra ubicación social y
geográfica, en sujetos activos de la sociedad civil, capaces de participar en la construcción
de un mundo nuevo, sin exclusiones ni pobrezas de ningún tipo. Es a partir de este
compromiso individual que, sumándose al compromiso de los demás, se irá fortaleciendo
una conciencia colectiva, fundamento real de una "sociedad civil universal" cohesionada
y con relaciones de igualdad.
V. Recomendaciones
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Fomentar experiencias de éxito: dado que una de las características de la historia de las
sociedades y grupos pobres, mirada en su conjunto, es que se siente un balance negativo,
con más fracasos que éxitos en la tarea colectiva, lógicamente con las naturales excepciones.
Demasiados intentos que acaban en frustraciones, demasiadas cosas que quedan a medio
camino, demasiada mediocridad, demasiadas buenas intenciones, mucho engaño y mucha
mentira. Todo ello influye en los sectores pobres y genera un sentimiento de frustración e
impotencia que bloquean posibilidades ciertas de superar la pobreza. Por eso, debemos
fomentar experiencias que culminen en éxitos concretos, en objetivos alcanzados que
permiten y animan plantearse objetivos superiores.
Valorar la imaginación y creatividad: después de todo lo que hemos vivido en estas décadas
y de los fracasos demostrados en la erradicación de la pobreza no sólo no hay que temer
a las ideas y prácticas innovadoras sino, por el contrario, atreverse a aceptar la imaginación
y creatividad de todos aquellos que desean aportar alguna solución. Fijarse más en las
ideas, en las prácticas y propuestas que vienen de los jóvenes, de los intelectuales, de los
artistas que, generalmente, suelen tener una sensibilidad especial para manifestar sus
puntos de vista y sus preocupaciones sobre temas tan importantes como la desigualdad, la
solidaridad, los derechos humanos y sobre los problemas concretos de personas individuales
que pueden transformarse en símbolos de las actividades y logros en la lucha contra la
pobreza.
Fomentar la participación de las mujeres y jóvenes: son sectores que cargan el peso mayor
de las consecuencias de la pobreza en todos los países, haciéndolo, en la medida de lo
posible, desde y con sus propias organizaciones, que son las que garantizan la continuidad
de los programas y su expansión. Por un lado, las mujeres, especialmente en las zonas
pobres de África, Asia y América Latina. Ellas tienen un círculo de relaciones y una
actividad social, familiar y pública que, en muchos casos, es decisiva para formar actitudes
ante la vida y ante la sociedad. Esto hace que fomentar liderazgos entre las mujeres en el
marco de proyectos integrales de lucha contra la pobreza tenga repercusiones altamente
positivas. Más aún, está demostrado que las organizaciones de mujeres tiene mayor
estabilidad y continuidad que otro tipo de organizaciones sociales, siendo auténticos puentes
para una participación consciente.
Los jóvenes, por su parte, tienen muy asumidas las ideas de progreso y superación de un
estado de pobreza. Es cierto que las frustraciones y la falta de continuidad de las
organizaciones juveniles, natural por la propiedad, representan una dificultad. Pero también
es cierto que muchos de los líderes juveniles se transforman, después, en dirigentes sociales
y políticos en diferentes ámbitos (local, municipal, empresarial o al interior de los partidos
y movimientos políticos), con influencia y poder representativo. Por ello es importante
que en los programas integrales de lucha contra la pobreza, se consideren líneas de acción
específicas con la juventud.
Promover programas de información y comunicación: en la línea que hemos señalado
anteriormente, al interior del propio grupo social con el objetivo de cohesionarlo y fortalecer
su identidad. Hacia el exterior creando mecanismos de intercambio de experiencias, de
conocimiento de otras realidades, y para, fundamentalmente, cambiar de raíz la imagen de
la pobreza y de los pobres transmitida por la mayoría de los medios de comunicación
tanto en el Norte como en el Sur.
En este campo, los programas deben incluir un trabajo específico con periodistas,
comunicadores, especialistas y empresarios dueños de los medios de comunicación, tanto
para generar una nueva conciencia sobre el problema de la pobreza, como sobre los
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contenidos que se transmiten sobre este tema. Así mismo, es necesario apoyar las numerosas
experiencias de radio y televisión comunitarias que son propiedad de comunidades locales
y de grupos sociales minoritarios porque representan una cuota concreta de poder en el
campo de la información, de la comunicación y de la imagen, junto con el uso de las
nuevas tecnologías de la comunicación y de la informática (tipo "Internet") que hacen
estos sectores. Está demostrada, por experiencias en todos los continentes, la posibilidad
de lograr este objetivo, con pocos recursos, así como la eficacia y la influencia que ejerce
la utilización de estos medios tanto al interior como en el entorno de los sectores pobres.
Atención a inmigrantes y desplazados en situación de pobreza: un grupo social que ha ido
aumentando en los últimos años y que, probablemente, va a seguir aumentando, generando
situaciones difíciles tanto al interior de numerosos países, son los desplazados de su lugar
de origen por causas naturales, como terremotos, sequías, hambrunas; como por violencias
políticas, étnicas, terrorismo y guerras, así como por las permanentes olas migratorias en
busca de trabajo en otros países. La mayoría de los desplazados y de los inmigrantes
viven, por mucho tiempo, en auténtica pobreza por lo que hay que considerar programas
especiales tanto de emergencia - para atender las necesidades inmediatas - como
estructurales, orientados a la reubicación segura y estable, con servicios elementales
adecuados, en caso de los desplazados. En caso de los inmigrantes, mejorando las
legislaciones vigentes al respecto y la igualdad de derechos y obligaciones que los
ciudadanos de los países que los reciben. También se deben desarrollar programas en las
naciones de origen de los movimientos migratorios ya sea para mejorar las condiciones de
vida en el propio lugar, ya sea informando las condiciones legales y económicas que van
a tener que aceptar en caso de emigración a otro país.
Cuidado de la naturaleza y del medio ambiente: generando conciencia de la importancia
del tema. Vigilar que los programas de lucha contra la pobreza, especialmente aquellos
relacionados con cultivos alternativos y con la minería que buscan el desarrollo de unas
zonas y poblaciones determinadas, no terminen en un deterioro tal del medio ambiente.
Deterioro que anule a largo plazo las expectativas de vida digna en estos lugares. En
dichos programas deben de participar, conjuntamente, los ciudadanos y ciudadanas de la
zona, los empresarios, los gobiernos nacionales y locales y los expertos en tecnología
ambiental. Además se debe mejorar la legislación nacional e internacional para que no
haya un abuso en la utilización de los recursos naturales. Debemos aprender de experiencias
positivas que se han venido practicando en muchos países, especialmente, desarrollados y
contribuir a que los países pobres puedan mejorar la utilización de dichos recursos,
beneficiando económicamente a su población, sin dañar el medio y teniendo en cuenta
objetivos de corto, mediano y largo plazo.
Canjear deuda externa por desarrollo y educación: una manera real de aliviar a los países
pobres de la carga que representa la deuda externa para sus economías, más aún, si se ha
comprobado que los créditos y préstamos otorgados por los países desarrollados y por los
organismos financieros internacionales, no siempre han sido utilizados debidamente ni
han servido para el beneficio directo de las grandes mayorías de los países deudores.
Antes, por el contrario, han aumentado las desigualdades y, en muchos casos, los niveles
de pobreza. Para prevenir esta situación, se deben crear mecanismos de control de estos
acuerdos en los que participe directamente la población que se pretende ayudar y no sólo
los gobiernos centrales y las entidades financieras y empresariales de los países deudores.
Se está generando conciencia, en diferentes partes del mundo, sobre la necesidad de hacer
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realidad esta propuesta. Por lo que, fomentar experiencias concretas que culminen en
éxito será muy importante para el futuro de las relaciones económico -financieras entre
los países en los próximos años.
Estas y otras propuestas y recomendaciones para la lucha contra la pobreza en el mundo
se enmarcan, como hemos señalado en las líneas precedentes, en un marco nacional e
internacional que considera tres grandes objetivos mundiales para los próximos años:
construir nuevas bases para unas relaciones internacionales justas, avanzar hacia una
universalización de respeto a las culturas particulares y fortalecer la democracia, la
ciudadanía y la vigencia de los derechos humanos en todos los niveles. Nos parece que no
se puede separar la erradicación de la pobreza de estos tres grandes objetivos, mejor
dicho, en la medida en que dichos programas y acciones contribuyan, también, a alcanzarlos,
de forma mas rápida y segura iremos disminuyendo la pobreza en todos nuestros países.
Estamos convencidos de que las soluciones existen, que no solamente hay buena voluntad
de parte de miles y miles de personas de toda condición y en todos los países; sino que ya
hay avances, experiencias concretas que deben de ser analizadas, asimiladas y multiplicadas.
Debemos asumir la co-responsabilidad ante las causas de un desarrollo desigual y del
aumento de la pobreza y sus consecuencias. Asumir la co-responsabilidad desde los
países desarrollados y desde los países en vías de desarrollo, en el Norte y en el Sur,
globalizando la solidaridad, reconociendo que existen condiciones y suficientes recursos
humanos y naturales para que todos sin excepción - en este siglo que recién comienza -
vivamos con dignidad. Y aportemos, como ciudadanos y ciudadanas, a la construcción
de una sociedad, universalizada y justa, en nuestro único planeta que es, definitivamente,
la casa de todos.
BIBLIOGRAFÕA
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