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Michel Azcueta

desarrollo local

ejes para la cooperacion descentralizada en la nueva década

COMENTARIOS AL FINALIZAR LA V CONFERENCIA ANUAL DEL OBSERVATORIO DE  COOPERACIÓN DESCENTRALIZADA UNION EUROPEA AMERICA LATINA.

Bruselas, 29 de octubre 2010.

Michel Azcueta.

Presidente de la Escuela Mayor de

Gestión Municipal. Perú.                    (Relator de la V Conferencia).

 

 A lo largo de la V conferencia, hemos mantenido el proceso del Observatorio al continuar profundizando en los ejes centrales de la cooperación descentralizada pero, en esta ocasión, con una visión y preocupación universales, dados los temas tratados en las plenarias y en los talleres.

 

Se mantienen la solidaridad y el compromiso como bases de esta cooperación; se avanza en la necesaria coordinación entre los diferentes niveles de gobierno local, regional, nacional y supranacional (todos ellos presentes en la Conferencia, incluyendo el PNUD), y se ratifica el sentimiento de que Europa y América Latina son dos regiones con diferencias pero, también, con muchas similitudes por lo que es relativamente fácil la coordinación entre ellas. Me ha dado la impresión de que en esta conferencia de Bruselas se ha hablado de tú a tú, quizás por la crisis que se está viviendo de diferente manera, por primera vez, en Europa y en América Latina, por lo que la horizontalidad en nuestras conversaciones y debates ha sido lo habitual y ha creado un ambiente de auténtico diálogo y fraternidad.

 

Nos hemos acercado a reflexionar, desde lo local, sobre temas que afectan a todo el mundo: la llamada crisis financiera internacional, los objetivos del milenio y el cambio climático. Los tres se están viviendo, pienso, de distinta manera en Europa y en América Latina aunque los efectos de las tres situaciones se sienten por igual y tienen que ser considerados en los procesos de cooperación descentralizada. Hemos añadido una preocupación común: la eficacia en la cooperación entre donantes y receptores, tema que, con razón, llega también a la opinión pública de nuestros países.

 

Sobre la crisis se ha hablado y se sigue hablando mucho. Lo que ha quedado claro es que los causantes de la crisis no han sido ni los ciudadanos comunes ni los gobiernos locales (quizás éstos, en algunos países contribuyeron a la especulación de los precios del suelo…). La crisis está influyendo directamente en los fondos para la cooperación en algunos países europeos, y en algunos proyectos o en su continuidad en países latinoamericanos. Los actores han sido fundamentalmente el sector privado financiero (los bancos) y los gobiernos nacionales con sus escandalosos préstamos a los propios causantes de la crisis.  Sobre este aspecto, creo que es conveniente que nos preguntemos si la cooperación descentralizada, desde uno y otro continente, desde lo local, podemos o no podemos contribuir a un modelo post-crisis. Un modelo diferente en lo económico, en lo social, en lo político, en lo cultural. Si podemos o no podemos transformarnos en actores, en sujetos activos, con iniciativas propias y con propuestas que llegan a los ciudadanos y a los gobiernos nacionales e instituciones multinacionales. Si no lo hacemos ya, quizás entremos a una era de retroceso en la cooperación descentralizada.

 

Relaciono esto último con el segundo y tercer tema de nuestra conferencia: los Objetivos del Milenio y el cambio climático. Se trata básicamente de lo mismo: el modelo de desarrollo mundial está fracasando. No sé si triste o cínicamente, se anuncia que la crisis internacional ha atrasado la consecución de los objetivos que se deseaba alcanzar el 2015… A pesar de no ser los responsables directos de la crisis, se pide a los gobiernos locales que sean ellos los que generen puestos de trabajo o que atiendan a los desocupados o que den de comer a los hambrientos y que atiendan a los enfermos y que inviertan bien los fondos anti-crisis que han ido dando los gobiernos centrales. Más allá de esta situación, considero positivo que los gobiernos locales se pongan también metas con indicadores concretos para que en cada localidad se cumplan cada uno de los objetivos del milenio como base de lo que se considera una vida digna.

 

Lo mismo deberíamos hacer en relación al ambiente y al cambio climático donde sí hay responsabilidades de los gobiernos locales y, por lo tanto, posibilidades concretas de acción de parte de las autoridades locales y sus comunidades.

 

En los tres aspectos tratados, debemos definir mejor las responsabilidades de los diferentes campos de gobierno y de poder: local, regional, nacional e internacional, incluyendo, por supuesto al sector privado que no puede evadir su gran responsabilidad en los tres problemas y, por qué no al conjunto de ciudadanos.

 

Con este panorama que hemos analizado estos días, nos queda claro que la cooperación descentralizada, los gobiernos locales de Europa y de América Latina debemos considerar en el futuro inmediato otros ejes que están condicionando el presente y el futuro de nuestras sociedades:

a)    Cómo podemos participar más en la necesaria reforma del Estado?

b)    Cómo incorporamos a nuestra visión y a nuestra práctica la nueva relación público-privada, tanto en sus aspectos positivos como en aquellos otros no tan claros como hemos visto en los casos de la crisis y del cambio climático.

c) Cómo contribuimos en el combate a la corrupción? Cómo contribuimos al fortalecimiento de mecanismos de transparencia, de fiscalización pública y de participación ciudadana?

c)     Cómo podemos participar más y mejor, desde la cooperación descentralizada, en los procesos de innovación, de nuevas tecnologías y de construcción de la cultura universal desde los aportes propios de cada cultura? Seremos capaces de dar el salto a estos niveles o nos estancaremos en lo que venimos haciendo?

 

Por último, unas breves consideraciones sobre la eficacia. Con todo derechos y con toda responsabilidad, nos debemos preguntar: Eficacia en qué? Eficacia para qué? Eficacia para quiénes? Desde dónde y con qué medimos la eficacia? Simplemente, me atrevo a decir que consideremos la eficacia como un concepto ligado al futuro, no al pasado; no sólo a la rendición de cuentas, no sólo a la evaluación de lo hecho sino algo que nos anima a seguir adelante, que nos anima a transformar la realidad, que nos ayuda a mejorar y a valorar las relaciones entre los países de Europa y de América Latina.

 

Solidaridad, compromiso y corresponsabilidad en la construcción de un mundo mejor desde lo local a lo universal, quizás sea el resumen de la presente conferencia anual del Observatorio en Bruselas. Entre tanta crisis, éste puede ser el camino más seguro a seguir en uno y otro continente.

 

 

LAS PERIFERIAS DEL MUNDO

SIMPOSIO INTERNACIONAL “LAS PERIFERIAS DEL MUNDO”

Milán, Italia, 2008.

 

INTERVENCION DE MICHEL AZCUETA

Buenas noches a todos. Lamento no hablar italiano pero espero que hablando despacio, lentamente y con algunos cuadros, todos puedan entenderme. Agradezco a los organizadores y las asociaciones que nos han reunidos esta noche, a Marco, Nelly, Francesca y amigos y amigas que también conocen la experiencia de Lima en el Perú. Agradezco también a todo el grupo de panelistas que está aquí esta noche, son experiencias distintas por lo que estoy seguro que todos nos enriqueceremos mucho con las opiniones de unos y de otros.

Hemos escuchado la introducción de Sonia con las contradicciones que hay en las periferias de las ciudades y la experiencia de Beirut muy especial, muy emotiva junto con la experiencia de Los Ángeles , que también corresponde a una época determinada y nos han recordado lo que significa en cada experiencia ese nivel de contradicciones. Yo quiero traerles la experiencia del Perú, de América Latina.

Todos los presentes saben que la urbanización que ha vivido Europa hace muchas décadas, la ha vivido hace poco América Latina, y la está viviendo África, de manera que esas contradicciones que estamos viviendo realmente vienen a ser un desafió para todos en el siglo XXI.

En el Perú también se ha dado el proceso de urbanización; fue aumentando la población en forma cada vez más rápida, llegando en la actualidad a 28 millones de habitantes, con más de un millón de peruanos viviendo en el exterior (varias decenas de miles viven en Milán y algunos están presentes esta noche aquí).

El proceso de urbanización, como hemos escuchado, se da en todas partes por varias razones. Una de ellas, nos la recordaba Sonia, es por la propia explosión demográfica que hemos vivido desde la mitad del siglo XX; otra razón fuerte del crecimiento de las ciudades se debe a las propias contradicciones nacionales de nuestros países: las ciudades capitales de la nación atraen a la gente por su nivel de servicios, por su nivel de vida, por sus posibilidades de desarrollo, ante la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades existentes en el mundo rural. Hay también otras razones: las guerras, la violencia…por ejemplo, en Beirut, aunque así no lo dijo nuestro amigo en forma directa, también ocurrió lo mismo, y en África está ocurriendo en estos momentos. En el caso del Perú, siempre que ha habido violencia en la zona andina del Perú aumentaba directa e inmediatamente la población de Lima. Otras razones son también las catástrofes naturales, las sequías, las inundaciones, los terremotos, causas naturales que obligan a la gente a salir de las zonas donde han ocurrido esos desastres buscando refugio en casas de familiares o en zonas más seguras que, generalmente, son centros urbanos. Es por todo ello que en el Perú un porcentaje importante de la población ya vive en ciudades.

Tenemos, entonces, a Lima, la ciudad capital que da un salto desde su fundación en un espacio cuadrado, cumpliendo los ritos coloniales españoles en la fundación de las ciudades hasta crecer va extendiéndose por los diferentes ámbitos de los valles y de la costa del Océano Pacífico, iniciándose así una concentración de la población y el centralismo económico, político y cultural. y con ello también la generación de pobreza, de injusticias y de contradicciones que también se dan en el caso del Perú. Hoy día en Lima somos 8 millones de habitantes, de los 28 que tiene el Perú.  

Voy a comentarles una experiencia surgida en el sur de Lima. Por las razones expuestas, van surgiendo distintas poblaciones, conformando el sur del área metropolitana y se van transformando en distritos municipales. Quizás pueda chocar a algunos que hablemos de esta experiencia, de una ciudad que tiene 35 años, aquí, en Italia y en Milán donde las ciudades tienen dos mil años, tres mil años de historia.

Villa El Salvador nace en mayo de 1971, precisamente por las causas que antes hemos señalado y que se vivieron en el Perú en aquella época, incluido un gigantesco terremoto que se produjo el 31 de mayo de 1970 al norte de Lima. Miles de familias campesinas fueron llegando a la capital buscando un nivel superior de bienestar, de educación, de seguridad…Los primeros meses son acogidos por sus familiares, pero llega un momento en que la presión de los nuevos habitantes de la ciudad es tan grande que se producen las invasiones de terrenos no utilizados ya sea de propiedad privada, ya sea de propiedad del Estado. Es un proceso similar a todas las capitales de América Latina. Surgen entonces las barriadas, las favelas, los pueblos jóvenes, los cinturones de miseria que rodean a las grandes ciudades de nuestros países.

De la misma manera surgió Villa El Salvador. Se produjo una invasión en terrenos de propiedad privada, con enfrentamientos con la policía donde muere un poblador, Edilberto Ramos. En medio de ese enfrentamiento, el obispo auxiliar de Lima, Monseñor Luis Bambarén, se solidariza con los pobladores y es detenido por orden del Ministro del Interior del gobierno militar de aquellos años. Se produce un movimiento social grande en apoyo a los sin techo y el Presidente Juan Velasco, en persona, ordena buscar una solución. Los técnicos proponen trasladar a los invasores a los arenales existentes al sur de la ciudad, en una zona llamada Tablada de Lurín y, con apoyo de los mismos militares comienza el traslado de las familias al inmenso desierto. Nacía así Villa El Salvador. En un mes había ya 90,000 personas que aceptaron jugarse su futuro en el desierto.

Son tres los ejes de los primeros años de la historia de Villa El Salvador: la planificación, la organización y la movilización. Al estar en un desierto, se decide que los lotes familiares sean relativamente grandes, de 140 metros cuadrados; cada 24 lotes formarán una manzana y cada 16 manzanas, es decir, 363 familias, formarán el núcleo comunal básico, llamado Grupo Residencial. A partir de ahí, se va planificando todo lo demás: cada cinco Grupos, un colegio; cada 8 grupos un mercado; cada 20 Grupos un centro de salud…luego vendrían los campos deportivos y, a nivel más ambicioso, una zona industrial, una zona agropecuaria, grandes alamedas, centros técnicos y hasta una universidad…!!!

Para ello, como un gran segundo eje, se formó la organización, comenzando desde las manzanas hasta los niveles comunales. En julio de 1973 la primera convención de pobladores aprueba los estatutos y reglamentos conformándose la “Comunidad Urbana Autogestionaria de Villa El Salvador”, la CUAVES que va a poner las bases y a dirigir durante años el primer Plan de Desarrollo Integral de Villa El Salvador.

Y la movilización permanente, la participación de todos, hombres, mujeres, niños, para ir logrando los objetivos que, en asambleas masivas, se iban decidiendo dentro de ese Plan, a veces con apoyo del gobierno del General Velasco y, la mayoría de las veces sin apoyo alguno, con mucha voluntad y disciplina, con problemas, con enfrentamientos, pero manteniendo una unidad y solidaridad entre la mayoría de la población.

Cuando, en 1980, llega la democracia al Perú, con elecciones generales y municipales, el pueblo de Villa El Salvador evalúa la conveniencia o no de transformarse también en distrito municipal. Fue una decisión difícil dado el peso y los éxitos logrados por la CUAVES temiéndose que al crearse el municipio se iba a perder el espíritu comunal y el plan de desarrollo integral. Sin embargo, Villa El Salvador ni era ni es una isla al interior del Perú, por lo que la Comunidad decidió trabajar ante el Congreso de la República la creación de un nuevo distrito, objetivo que se logró en 1983 realizándose elecciones municipales e iniciando la primera gestión municipal el 1 de enero de 1984, sin ningún presupuesto, absolutamente nada, ni siquiera local o una mesa o una silla…para una población que ya sobrepasaba los 200,000 habitantes.

Comenzó entonces una nueva etapa en la historia de Villa El Salvador, un segundo plan de desarrollo, teniendo como base la concertación entre los diferentes actores. Por un lado, mantener la unidad y la concertación al interior de la propia Comunidad; en un segundo nivel, la coordinación y concertación entre la comunidad organizado y el nuevo gobierno local; el tercero, entre Villa El Salvador y el Concejo Metropolitano de Lima, los Ministerios y el gobierno central; y el cuarto entre Villa El Salvador, las empresas pequeñas, medianas o grandes, los profesionales y las ONGs y la cooperación internacional. Todos ellos unidos para alcanzar objetivos concretos de desarrollo aprobados por la Comunidad.

Y así fue avanzando Villa El Salvador. Ahí están los datos concretos sobre construcción de los colegios, de los mercados; sobre los trabajos para traer el agua, la luz, el desagüe a todos los hogares, sobre los kilómetros asfaltados, los miles y miles de árboles plantados en el desierto…las lagunas de oxidación, de tratamiento de las aguas usadas como un ejemplo para toda Lima, siendo el único distrito que no arroja los deshechos al Océano Pacífico…Y, avanzando mucho más en el plan de desarrollo, un parque industrial y una zona agropecuaria partiendo del convencimiento de que si no se genera riqueza local, si no hay economía local, puestos de trabajo, producción propia, los pueblos no tienen futuro.

 

Se ha ido logrando una serie de cosas concretas que asombran cuando uno conoce el contexto de lo que llamamos las barriadas, las periferias populares de America Latina. Villa El Salvador ha ido a una velocidad 7 veces superior a las demás barriadas. Este hecho se puede medir: cuánto se ha demorado Villa El Salvador en tener agua, cuánto se ha demorado en tener luz, cuánto se han demorado en tener pistas asfaltadas etc. y cuánto tiempo se han demorado los demás… Otro aspecto que ha ayudado mucho en la experiencia de Villa el Salvador es que es un pueblo que ha construido una identidad propia y esto es muy importante si uno recuerda lo que acabamos de escuchar de las experiencias de Beirut y de Los Ángeles, o, también, las experiencias de las ciudades de Italia con sus maravillosas identidades...

En Villa El Salvador en ocho años se construyo una identidad que asombra a muchos, pues los pueblos que tienen identidad tienen una fuerza especial y ustedes lo saben muy bien. Una serie de circunstancias también han contribuido en la construcción de esta identidad y del reconocimiento de Villa El Salvador en el Perú:, la visita del Papa Juan Pablo II que reunió a más de un millón de pobladores en Villa el Salvador; las Naciones Unidas en el año Internacional de la Paz , en 1987, nos declaro como Ciudad Mensajera de la Paz. Otros reconocimientos que han ayudado también fueron el premio Príncipe de Asturias, así como la visita de  personalidades y experiencias fuertes pero que han ido contribuyendo a construir esa identidad como el caso de María Elena Moyano, la dirigente popular de las mujeres que fue asesinada por sendero luminoso en 1992, y es ya nuestra heroína nacional.

Ahí tenemos, entonces,  la transformación de Villa el Salvador, de lo que era un desierto, hasta la nueva Universidad Nacional Tecnológica.

Quiero insistir que más allá de problemas muy graves que hemos tenido, hemos vivido momentos muy difíciles pero los hemos superado. Por eso quería decirles que todos los pueblos tienen una fuerza propia, unas potencialidades muy grandes y, cómo, desde lo que el sistema considera como “periferia” hay, en muchas ocasiones,  una creatividad inmensa. En África, en Asia, en América Latina… Me atrevo a pedirles que reflexionemos también sobre esto y que veamos la experiencia de Villa El Salvador como parte de estas potencialidades.

Yo les pido por favor que no crean , (ojala que en español me entiendan bien), que no crean que porque somos pobres, hay organizaciones; que porque no tenemos agua, porque no tenemos luz hubo organización. No es cierto amigas, amigos, porque es muy cómodo, es muy fácil decir que porque son pobres se organizan, y no es cierto. Lo dije con fuerza en la ONU y lo grito aquí una vez más: si fuera cierto, África seria un paraíso, recuérdenlo siempre: no es por la pobreza que la gente se organiza, es por el nivel de conciencia y el nivel de convencimiento; es por creer en sí mismos, eso sí genera un cambio, genera desarrollo y genera una identidad incluso desde la periferia, una presencia y un aporte a nivel nacional y a nivel inclusive internacional; no es por la pobreza como les digo; porque si fuera así habría millones de Villa el Salvador por todo el planeta y eso es lo que yo quería decirles justamente para terminar, agradeciendo esta posibilidad de compartir nuestra experiencia con todos Uds.

Es posible una urbanización que respete el medio ambiente con viviendas y servicios para todos. Es posible unir lo local con lo global. Es posible fortalecer las culturas e identidades propias aportando a la construcción de una nueva cultura universal. Es posible dejar de producir zonas y seres periféricos y ser todos centros auténticos de nuestra historia. Que sepan todos que es posible una relación diferente entre el sur y el norte y que es posible construir un mundo mil veces más hermoso entre todos y para todos.

 

INTERVENCION FINAL.

Un comentario porque estoy totalmente de acuerdo con lo que acabo de escuchar y que es cierto que para nosotros también la casa es un derecho y habría que a profundizar mas justamente en estos momentos de crisis. Por otra parte. quería completar tres pequeñas cosas en base a los comentarios: uno sobre  Villa el Salvador:  muchas veces me han preguntado si se puede repetir la experiencia de Villa El Salvador, bueno, soy el primero en decir que no, porque es la historia de todo un pueblo, pero hay muchas cosas concretas que se han hecho en Villa El Salvador que sí se están repitiendo por todas partes, por todo el Perú, mucho por AL. Por ejemplo, fuimos los primeros ,mucho antes que Porto Alegre, de avanzar en el presupuesto participativo. Lo segundo, que también nosotros hemos tenido fracasos aunque no me da tiempo a hablar en profundidad de todo ello, ha habido momentos muy dificiles, ha habido retrocesos en el proceso de Villa El Salvador y ha habido cambios también y eso es importante decirlo. Y, por ultimo, comentar un poquito lo que ha dicho la amiga  Judith sobre la identidad. Escuchándote cuando hablabas de qué cosas se pueden o no se pueden repetir, yo creo que el reto del siglo XXI es saber unir lo local con lo global y de allí viene quizás esa reflexión tuya sobre otro tipo de identidad, si te entendí bien, no se trata de negar la fuerza de la identidad de un pueblo, de una comunidad, sino aportar, desde lo local en la construcción de una cultura de una cierta identidad universal.

Nosotros, hablo ahora como Presidente de la Escuela Mayor de Gestión Municipal del Perú, utilizamos en nuestros cursos estos cuatro elementos: territorio, población, recursos e identidad, y con eso trabajamos los planes participativos de desarrollo local, en la zona andina, en la selva, en la amazonia o en Lima promoviendo la concertación entre los diferentes actores, y dentro de un modelo de desarrollo centrado en la persona, con visión nacional e internacional. Quería completar estas ideas, para que se me entienda mejor  que convencido de verdad que hay mucho por hacer en Europa, en Estados Unidos, en todas partes y, por supuesto, entre nosotros también. Muchas gracias.

 

El Talón de Aquiles de los programas sociales

                                       Michel Azcueta

De nuevo se ha publicado un informe sobre los logros de los diferentes programas sociales de lucha contra la pobreza, reconociéndose, por un lado, que no se llega siempre a los más pobres y, por otro, que hay un porcentaje indiscutible de pérdida, desaparición, sustracción o “evaporación” de los productos o del dinero destinado a los mismos. Estos informes se repiten cada cierto tiempo, señalando los mismos errores y deficiencias y refiriéndose, casi siempre, a los mismos departamentos y regiones: Huancavelica, Ayacucho y Apurimac.

No sólo a los gobernantes sino a todos los ciudadanos nos debería dar vergüenza que todo esto siga ocurriendo. La lucha contra la pobreza en el Perú nos incumbe absolutamente a todos y todos, también, tenemos derecho a estar informados y a evaluar cómo se gastan los fondos públicos que, al fin y al cabo, salen de los impuestos de los ciudadanos y de las empresas.

Considero que uno de los errores más gravitantes que existen en la política social de los diferentes gobiernos es que se crean los programas de asistencia social sin ningún límite para su  culminación., es decir, se inicia el programa con la mejor de las intenciones pero no se dice si va a durar 5, 10 15 o más años, con lo cual no sólo se hace imposible una auténtica evaluación de objetivos sino que, también, se influye negativamente en la cultura nacional, al fomentar el asistencialismo, el paternalismo y la mendicidad.

Recordemos, por ejemplo, el programa del Vaso de Leche, creado por Alfonso Barrantes en 1984 y que continúa, hasta ahora, a nivel nacional….Más allá del respeto y la admiración sincera hacia las señoras que, con tanto sacrificio, día a día, administran, preparan y reparten la leche, a estas alturas, después de 25 años nos debemos preguntar si, gracias a este programa, cada 5 años, por ejemplo, los niños receptores de la leche han subido de peso, aumentaron su estatura, etc. etc. De lo contrario, para qué seguir con lo mismo? Lógicamente, todo esto es absolutamente válido para todos y cada uno de los programas llamados sociales que, desde hace más de 40 años se han implementado en el Perú. Alguien nos puede decir, por ejemplo, cuántos  miles de millones han sido gastados en dichos programas desde el Presidente Velasco hasta el actual gobierno de Alan García? Alguien puede explicarnos por qué, después de 40 años de programas sociales el llamado “Mapa de la Pobreza” utilizado por el gobierno y las entidades internacionales, sigue siendo el mismo?

Pienso que es hora de cambiar. Reconozcamos que algo está fallando por lo que no podemos seguir con lo mismo en pleno siglo XXI. Comencemos señalando una fecha límite de culminación de todos y cada uno de los programas sociales existentes. Señalemos objetivos medibles, muy concretos, en cada uno de ellos. Diferenciemos responsabilidades entre los diferentes actores. Y, siempre, una absoluta transparencia en el uso de los recursos destinados a estos programas junto con un respeto total hacia los beneficiados.

Y, por supuesto, enmarquémoslos siempre en un modelo de desarrollo económico y social alternativo al que genera los niveles de pobreza que queremos combatir. Si no lo hacemos, cada gobierno creará alegremente más y más programas asistencialistas, y, de manera hipócrita, seguiremos hablando de lucha contra la pobreza.

Cultura y desarrollo local: aportes desde el Mapa de la Riqueza

Tenemos la suerte de vivir en el Perú: una patria, un territorio de naciones, un crisol de civilizaciones y culturas.

 

La sierra, la costa, la selva; los aportes de lo indio, lo blanco, lo criollo, lo afro peruano, lo chino, lo japonés, todo eso es el Perú y aquí radica la importancia del tema que comentamos ya que hay que aprovechar esta  diversidad en esta relación entre cultura y desarrollo en el marco de la globalización. El Perú presenta una gran riqueza precisamente en esos tres niveles.

 

Fijémonos, primero, en la globalización económica. Está presente entre nosotros más de lo que creemos: está en los aretes que cuelgan de nuestras orejas, en el reloj que llevamos, en la ropa, etc. ya que, la mayoría, no son productos peruanos, no están hechos en el Perú…han recorrido, algunos de ellos, miles y miles de kilómetros para legar a nuestras comunidades.

 

Somos cada vez más conscientes de la importancia que tiene el comercio de bienes y servicios, el flujo de capitales y la devaluación del dólar, el flujo de personas que es otro elemento importante del actual proceso de globalización con consecuencias múltiples tanto en los países de origen como de destino, y, todo ello influyendo de manera directa e indirecta en la cultura.

 

Recordemos que diferenciamos la globalización ecónomico-financiera neoliberal del proceso de universalización que se ha ido profundizando en las últimas décadas de manera vertiginosa. La universalización tiene muchos aspectos positivos, propios del siglo XXI, al considerar al planeta como nuestro hogar común, con una corresponsabilidad ante los problemas del mundo, con una manera diferente de utilizar los recursos naturales a nivel mundial, y con la posibilidad y necesidad de construir una cultura universal partiendo del respeto y de los aportes de cada cultura local y nacional, unido, todo ello, a la práctica del principio de subsidiaridad solidaria en la lucha contra la pobreza desde los gobiernos y las instituciones supranacionales.

 

Profundizando los procesos mundiales de globalización y universalización, conocemos mejor la relación entre cultura y desarrollo. Manuel Castells y Jordi Borja insisten desde hace años que “los procesos estratégicamente decisivos en la era de la información son: la innovación cultural, la creación de símbolos y la investigación científica[1].  Coincidiendo plenamente con ellos, nos debemos de preguntar si estos procesos se pueden o no desarrollar también desde lo local, y la respuesta es sí, definitivamente.

 

La innovación cultural y la creación de símbolos se genera mejor en y desde lo local, no solo porque ambas comienzan con aportes individuales sino, también, porque en sí mismos, necesitan la presencia, experimentación y evaluación de los grupos sociales que darán el visto bueno a dichas creaciones.  La tecnología de las comunicaciones permiten, inmediatamente, llegar a todas partes, inclusive las más alejadas, con las propuestas, creaciones y productos, cumpliéndose casi silenciosamente el principio y la práctica de ir de lo local a lo global.

 

En esta relación innovación cultural–creación de símbolos–desarrollo local se descubre mejor que, entrados ya al siglo XXI, no hay modelo global construido y, con todo derecho, cada pueblo desea mantener su identidad, su ideosincracia, no solo para  no perderse en la maraña de la globalización económico-financiera si no, en positivo, para aportar, desde cada cultura nacional y local, a la construcción de la nueva cultura universal.  Y es aquí donde se descubre la importancia de la relación entre desarrollo y cultura.  Es una mirada firme y segura al presente y al futuro de los pueblos.  Ya no se puede aceptar ni se acepta un solo modelo, una imposición cultural… al contrario, el respetar y fomentar las manifestaciones culturales propias asegura un desarrollo armónico, integral que, además, está arraigado en la historia, en las tradiciones, en los procesos sociales tan ricos que vive cada pueblo y que, de ninguna manera, deben desaparecer.

. Las reflexiones y aportes que nos han ofrecido los diferentes ponentes del seminario, nos animan a incorporar todos estos elementos en nuestros planes de desarrollo, entendiendo de otra manera la propia gestión municipal y el desarrollo local.

 

Aceptar que ciertas partes de la riqueza que se produce hoy día en el mundo (y, por supuesto, en las provincias y distritos) tienen un origen distinto al tradicional. No se trata solamente de la minería, la agricultura, la industria y los servicios. Hay cambios profundos en el mundo y en la sociedad y se produce riqueza, se genera valor, de diferente manera.

 

Vivimos la era del conocimiento, la era de la información y la era de la innovación.

Todos ellos producen riqueza, todos ellos generan valor económico, todos ellos modifican conductas culturales, especialmente entre las nuevas generaciones. Y los procesos señalados de globalización y universalización hacen que las distancias no sean ya el problema principal por lo que, desde lo local, se puede generar nuevas riquezas en los tres campos del conocimiento, la información y la innovación cultural.

 

Y ahí encontramos, de manera muy clara, la relación entre cultura y desarrollo local. No podemos entender la cultura como algo estancado, como algo muerto porque nosotros mismos no estamos muertos…! Todo está en movimiento. Tanto a nivel personal, familiar, social, nos movemos; el Perú se mueve, el mundo se mueve…y no debemos tener miedo a los cambios, no tener miedo a aquello que se nos quita en este nuevo proceso universal ni tener miedo a lo que nos llega de fuera, como comentaremos más adelante. Analicemos mejor los elementos que influyen en el futuro de esta relación entre cultura y desarrollo sabiendo que la cultura dominante, ahora a nivel mundial y con las nuevas tecnologías, influye en el modelo de desarrollo y en los modelos culturales.

 

En el caso del manejo de los recursos naturales también se evidencia esta relación. Un ejemplo es el uso del agua. Hay muchísimos aspectos de la cultura que están relacionados con el agua tanto a nivel rural como urbano. Cómo influye la explotación minera en este recurso? Cómo están cambiando las cuencas de los ríos, la vida de los campesinos? Lo mismo ocurre con el petróleo y los hidrocarburos…cómo influye el gas de Camisea, el canon petrolero en el modo de vida de las comunidades nativas de la selva? Cómo influye en el medio ambiente, en la contaminación?

 

Está muy clara la influencia de los medios de comunicación y las nuevas tecnologías en la cultura y en el comportamiento de las personas teniendo en cuenta, sobre todo, la velocidad de los cambios y la amplitud de la extensión de dicha influencia, la rapidez con que llegan a millones y millones de personas en cualquier parte del mundo. Quién recuerda cuándo tuvimos el primer televisor blanco y negro, el primer televisor a color, el primer celular? En esta misma sala en la que nos encontramos, quién no tiene un celular? Quién no tiene una computadora? Quién no usa Internet en algún momento? Y pensemos en lo que se viene…Todo ello va en la tendencia de una uniformización de la cultura dirigida por unos cuantos a lo que oponemos la construcción de una nueva cultura universal, como ya señalamos, con el respeto y los aportes de las culturas de todos los pueblos. Ese es el reto: unir lo local y lo global a partir de las potencialidades de cada uno y utilizando todos las nuevas tecnologías y la capacidad creativa de cada uno.

 

Y todo ello se da al interior de un profundo e imparable proceso de urbanización. En América Latina, el Perú es uno de los países mías urbanos: el 77 % de las peruanas y peruanos vivimos en un medio urbano y esto, lógicamente, influye también en la relación cultura y desarrollo local, tanto por los cambios en la vida diaria, por el tipo de relación con el entorno, incluyendo la naturaleza, como por el tipo de trabajo, horarios, gastos, modas urbanos tan diferentes de los rurales.

 

Hay, también, cambios profundos en los centros de poder y en la relación de las mayorías con los lugares que simbolizaban y simbolizan ese poder, relaciones que forman parte de la Cultura. Carlos Amat y León ha logrado sintetizarlo de manera muy gráfica cuando explica el paso de las “Plaza ceremoniales” en la cultura inca, a las “Plazas de Armas” en la cultura colonial hasta llegar a las nuevas “Plazas”, los Megacentros  como los auténticos lugares “religiosos” de la actualidad,con otros dioses, otros altares, siendo ahora el< “cajero automático” el altar frente al que hacemos cola para “pedirle” dinero…![2](*)

 

Cuando hablemos, entonces, de Planes de Desarrollo, de Presupuesto Participativo, de Planes Estratégicos Institucionales, debemos considerar todos los aspectos señalados si queremos responder  a unas demandas concretas de la ciudadanía a través de gestiones modernas propias del Siglo XXI.

                                                                                   

Desde la Escuela Mayor de Gestión Municipal intentamos aportar desde este punto de

vista, desde una filosofía que considera a la persona como el centro del desarrollo, y es por eso que hablamos de un modelo de persona, un modelo de sociedad y un modelo de desarrollo, en el marco de la gran diversidad cultural que tenemos en el Perú.

 

Partir de la percepción cotidiana de esa diversidad cultural y del reconocimiento de las tendencias de los diferentes procesos culturales propios del Siglo XXI. De nuevo aparece la necesidad de unir lo local con lo global. No abandonar lo propio pero tampoco rechazar, por principio, lo ajeno; fortalecer nuestras raíces, nuestra identidad, pero aportando en la construcción de una nueva cultura universal.

 

Y es ahí, en esa rica y excepcional dinámica, donde comprendemos mejor el rol de los agentes culturales para el desarrollo. Todo líder –y, en este caso, todo agente cultural- cumple una de estas tres funciones: la integradora, la mediadora y la innovadora. Y no debemos de tener problema alguno en reconocernos y reconocer cuál es la función de cada uno de nosotros, ya sea  nivel personal, a nivel de grupo, o a nivel institucional, ya que las tres se han dado a lo largo de la historia y, por supuesto, se siguen dando en la actualidad.

 

Hay una función integradora relacionada con la conservación de los valores, de las tradiciones, de las costumbres, es decir, de la identidad propia. Es un trabajo hacia dentro, importantísimo porque es la base de la cultura propia, de lo que nos diferencia de otros grupos, comunidades o pueblos.

 

Otro liderazgo cumple la función mediadora, es decir, conjugar intereses diferentes al interior mismo del grupo o comunidad, incluyendo puntos de vista, prioridades, representaciones y renovación interna. Es, quizás, la función más difícil y la menos reconocida, peor es la que asegura una estabilidad y una firmeza en el grupo social a través de canales de relación, reglas de juego claras y solución de conflictos que siempre se dan en cualquier sociedad.

 

Y, por último, hay líderes y agentes culturales que cumplen una función innovadora: aportar ideas y experiencias nuevas, incluyendo objetos materiales, inventos, reflexiones que tienen su origen fuera de la propia comunidad, sabiendo incorporarlas, adaptarlas, asimilarlas, dependiendo del caso, a la realidad de nuestro grupo particular.

 

Así se ha hecho la historia. Así se han mantenido o desaparecido civilizaciones y culturas.  Nosotros debemos saber relacionar las tres funciones, dado que las tres son absolutamente necesarias. Con la misma fuerza que defendemos nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestro modo de ser y de interpretar la realidad, así también debemos trabajar por el fortalecimiento interno, y estar abiertos a lo nuevo, a lo que signifique mejoramiento real, integral, de la calidad de vida, de la dignidad de las personas, de la comunicación entre todos nosotros.


Se entiende así mejor la pregunta que nos hacemos en el presente seminario: Estamos construyendo cultura con todo lo nuestro y puestos en el Siglo XXI?  Qué función cumplimos cada uno de nosotros como agentes culturales los alcaldes, los ciudadanos, los profesionales, los empresarios, los jóvenes? Somos capaces de reconocer que no hay contradicción entre las tres funciones sino que son complementarias entre si?

 

Es así como debemos trabajar esta relación entre cultura y desarrollo local, como algo dinámico, comunitario, creativo, participando en todo el proceso, asumiendo los elementos comentados de la globalización, de la universalización, de la información, de la tecnología e innovación, asumiendo los cambios sin dejar de reconocer a la persona como el centro del desarrollo y como creador principal de Cultura.

 

2. Aportes desde el Mapa de la Riqueza.

 

En la Escuela Mayor, desde hace unos años, hemos venido elaborando un instrumento que está demostrando ser muy útil para el desarrollo, especialmente económico, de las comunidades bajo la dirección de los gobiernos locales. Con los agentes culturales, con el aporte de muchos, consideramos que puede aportar en esta relación entre cultura y desarrollo.

 

Recordemos las cinco características principales del Mapa de la Riqueza[3] (*) según las experiencias de la Escuela Mayor.

 

Partiendo del conocimiento integral de la realidad local, con sus recursos naturales, culturales, sociales, etc., el conocimiento de sus actores, el Mapa de la Riqueza propone:

 

 

 

  1. Avanzar a partir de las potencialidades, de lo que se tiene, sin querer decir con ello que se niega las carencias existentes.
  2. Fomentar la concertación entre los diferentes actores, incluyendo la relación público-privado y, también, los recursos privados, no sólo el presupuesto de la República, del gobierno regional o del gobierno local. Si hablamos de desarrollo

En su sentido más amplio, todos podemos aportar algo para el bien de nuestra comunidad en base a objetivos específicos y a una distribución específica de responsabilidades.

  1. Desarrollar procesos sociales, económicos, culturales, con objetivos de mediano y largo plazo, en lugar de quedarse en programas asistencialistas que, ya está comprobado, no solucionan problemas y se mantienen por tiempo indefinido gastando recursos públicos.
  2. Resaltar las experiencias de éxito de la comunidad a todos los niveles, incluyendo el éxito personal de algún miembro de la misma, recursos propios, bellezas naturales, tradiciones, fiestas, platos típicos, etc. todo aquello que fortalece la autoestima en la población y de lo que se siente orgulloso que pertenezca a ellos.
  3. Elegir uno de estos recursos específicos, una potencialidad, para que sirva como “eje motor” del desarrollo de la comunidad, algo que identifique a la localidad hacia dentro, es decir, reconocida realmente por la mayoría de los ciudadanos, y hacia fuera, reconocida por aquellos que no pertenecen a dicha comunidad, no solo los demás con-nacionales sino, en ocasiones, por extranjeros. Por citar algunos ejemplos: el vino de Ica, el queso de Cajamarca, el clima de Tarma, etc. etc.

Siempre añadimos un elemento más: hacerlo todo público, comunicar absolutamente todo el proceso, incluyendo las responsabilidades que se asumen por unos y otros.

 

Con los agentes culturales hemos venido aplicando este instrumento en el trabajo cultural, con logros concretos, animando la participación de los diferentes actores y descubriendo o redescubriendo potencialidades en cada lugar, experiencias de éxito, narraciones, platos típicos, así como, en otras zonas, reordenando la visión que se tenía del propio distrito y provincia, elaborándose entre todos los Mapas de la Riqueza Cultural de Huaura, Barranca,  Piura y Tumbes, distribuyéndose en la Comunidad, no solo entre autoridades sino entre los empresarios, las organizaciones de base y en todos y cada uno de los centros educativos para que los niños y jóvenes conozcan mejor las potencialidades de sus pueblos.

 

Vemos, pues, que el aporte del “Mapa de la Riqueza” se basa en el fortalecimiento del capital social, auténtica riqueza intangible de las comunidades. Bernardo Klilksberg[4] la definía así:

“un conjunto de aspectos como, entre otros, la capacidad de una sociedad para producir concertaciones sociales amplias en su interior, para generar “redes” articuladoras de los esfuerzos de sus diversos sectores; las fuerzas existentes en una sociedad para impulsar el trabajo voluntario en iniciativas de utilidad general; su cultura y la presencia de valores èticos orientados hacia la solidaridad, la construcciòn positiva, la cooperación y la equidad”.

 

Precisamente, el capital social considera varios elementos que la componen como la ciudadanía, el empoderamiento, el ser sujetos activos en cada uno de los procesos sociales, la participación, la consciencia personal, los niveles de organización y, no podía faltar, la cultura:

“El conjunto de valores, costumbres, ideas y otros elementos que conforman la identidad de las personas creando posibilidades de interacción social por medio del diálogo y la participación.

 Es un elemento fundamental que ayuda a dinamizar y fortalecer el       progreso económico, político y social de una sociedad, por lo que es necesario descubrir, potenciar y poyarse en las raíces que sostienen una comunidad traducidas en pilares para el establecimiento de metas colectivas”. 

 

La identidad es fundamental. Un pueblo con  identidad tiene asegurada una importantísima base para un modelo de desarrollo propio, un pueblo con identidad puede aportar mucho mas en la construcción de la nueva cultura universal en el Siglo XXI.

Estos son posibles aportes del “Mapa de la Riqueza” en la relación entre cultura y desarrollo local. Construir entre todos los actores el mapa de la riqueza cultural, identificar aquellas prácticas culturales que tienen un alto significado y gran valor para la comunidad así  como aquellas prácticas culturales que obstaculizan el desarrollo, que sirven de barreras para los cambios necesarios que beneficiarían a todos; trabajar los indicadores culturales para descubrir y desarrollar las potencialidades y, con ello, lanzarnos al futuro.

 

Este es otro aporte del “Mapa de la Riqueza”. Cuando unimos cultura y desarrollo local ponemos el futuro como centro de nuestra preocupación. A veces, cuando hablamos de cultura pareciera que tenemos una tendencia a mirar al pasado. El pasado, las tradiciones, las raíces , son muy importantes pero estamos en el Siglo XXI por lo que debemos entender la cultura como algo útil para todos nosotros, aquí y ahora. Una cultura viva para los vivos, para el presente y para el futuro. Estoy seguro que se entiende bien la idea: no estamos negando el pasado ni las tradiciones ni las maravillosas creaciones culturales de nuestros antepasados, al contrario, las valoramos tanto que creemos que nos sirven para nosotros, ciudadanas y ciudadanos del Siglo XXI. 

 

Es así como entendemos esta relación y es así como entendemos la utilidad  del mapa de la riqueza cultural, construido entre todos, compartiendo responsabilidades entre el sector público, el privado, la comunidad, los profesionales, los jóvenes y demás integrantes de la comunidad., sabiendo unir los intereses individuales con los intereses colectivos, y no temiendo utilizar las riquezas culturales como motor del desarrollo económico. Amartya Sen[5] lo entiende muy bien al explicar los tres aspectos de la cultura:

*     La cultura en su papel  constituyente:

        El desarrollo en su sentido mas amplio, incluye el desarrollo cultural como componente básico e inseparable.

*      La cultura en su papel valorativo:

   La valoración de los beneficios del desarrollo local  de un programa o proyecto, está definitivamente influenciada por la cultura.

*     La  cultura y su papel utilitario:

La cultura como base para el desarrollo económico, como creación de riqueza relacionada a los productos culturales como la artesanía, turismo, gastronomía etc. Este papel ha dado lugar a lo que hoy se reconoce como las “industrias culturales”

Amartya Sen, premio Nobel de Economia.

 

La cultura y la identidad de un pueblo son los que definen su visión del desarrollo, consciente o inconscientemente. Hay que incorporar estos elementos en la elaboración de los planes de desarrollo y tenerlos en cuenta en las propias gestiones municipales, fomentando prácticas culturales concretas.

 

Valorar lo nuestro y valorar lo de los demás, considerando los aspectos positivos de la universalización. Compartimos la reflexión del Mahatma Ghandi:

   "No quiero mi casa amurallada por todos lados ni mis ventanas selladas. Yo quiero que las culturas de todo el mundo soplen sobre mi casa tan libremente como sea posible. Pero me niego a ser barrido por ninguna de ellas. Me niego a vivir en casa ajena como un intruso, un mendigo o un esclavo".

 

O, como nos recordaba también José Maria Arguedas:

Perfeccionar los medios de entender este país infinito mediante el conocimiento de todo cuanto se descubre en otros mundos”.

 

Es así como entendemos la relación entre cultura y desarrollo, defendiendo y desarrollando lo nuestro pero abiertos a las relaciones con otros. Mas aun, otros pueden aprender de lo nuestro.

 

Es el gran reto del Siglo XXI: saber unir lo local con lo global, construir ciudadanía desde lo local con visión nacional y mundial, aportando desde la cultura propia, lo repetiremos una vez más,  a la construcción de la nueva cultura universal, base para un modelo de desarrollo global diferente.



[1] Jordi Borja, Manuel Castells.. “Local y Global”. Santillana Ediciones, Madrid 1997

[2] Amat y León, Carlos: “El Perú nuestro de cada día”, Universidad de El Pacífico, Lima, 2007.

 

[3] Azcueta Michel y varios: “El Mapa de la Riqueza”EMGM, Lima, 2007.

 

[4] Kliksberg, Bernardo “Capital Social y Cultura. Claves olvidadas del Desarrollo”. BID=2000

 

[5] Sen, Amartya

LA FUERZA EMPRENDEDORA



Michel Azcueta
Presidente de la Escuela Mayor de Gestión Municipal

La noticia que nos trae hoy El Comercio sobre el constante trabajo de antiguos trabajadores informales que, en Arequipa, optaron por arriesgar y construir un futuro mejor dentro de la legalidad, coincide con el anuncio hecho público ayer desde la Universidad de Banson y The London School of Economics de que el Perú ocupa el primer lugar en el número de emprendedores, entre los países del mundo.

Nadie pone en duda esa cualidad de la mayoría de peruanas y peruanos, y el tesón y las acciones de los empresarios del Centro Comercial “Don Ramón”, en Arequipa, lo demuestra una vez más, uniéndose a miles de ejemplos por todo el Perú en los cuales se demuestra que cuando se une una visión clara de futuro, una autoestima y convencimiento de las potencialidades propias, una organización solidaria y una concertación entre los diferentes actores de una Comunidad, el éxito está asegurado, y no importa ya la escasez inicial de recursos ni la ubicación concreta de la experiencia, que a muchos les parece, al comienzo, una locura y que, con el correr del tiempo y el trabajo permanente, se revaloriza no solo el terreno concreto sino toda la zona adyacente, como lo están logrando los emprendedores de “Don Ramón”.

Los gobiernos locales y regionales, las entidades financieras deben seguir apoyando este tipo de experiencias que aseguran puestos de trabajo, generación de riqueza e innovación y creatividad y, por supuesto, producción nacional. Estoy seguro que los arequipeños asistirán masivamente al desfile de modas de “Don Ramón” y que, pronto, la calidad de los productos expuestos será reconocida a nivel nacional y, más tarde, internacional.

LA CULTURA EN LA POLITICA Y GESTION MUNICIPALES

                                                    Michel Azcueta
A lo largo de los meses de reflexión y compartir experiencias en el proyecto “Cultura y Desarrollo Local”, se nos ha planteado varias veces la pregunta si los gobiernos locales deben contar con una política cultural propia o incorporar las actividades llamadas culturales a la política municipal…un dilema tan viejo como aquello de “qué es primero, el huevo o la gallina?” o el clásico…”todo o nada”  !
 Siempre hemos defendido que los gobiernos locales (y, por supuesto, los regionales y el nacional…) deben de tener un plan integral de desarrollo, con una visión y objetivos compartidos por la ciudadanía. Es ahí, en la visión integral, donde ubicamos también la cultura y sus diferentes procesos y manifestaciones, como algo vivo, algo que hay que tener en cuenta en un modelo de gestión centrado en las personas, con sus relaciones sociales, su creatividad, sus potencialidades personales y colectivas,  su idea de progreso…
 La cultura de un pueblo es la que define la visión y el plan integral. Por eso resulta, a veces, tan difícil hablar de “políticas culturales” y no caer en un simple plan de “actividades culturales”, que se resumen en apoyo a concursos, organización de fiestas, espectáculos, y algo de música y folklore…  
La cultura es lo que hace que un plan integral sea singular, propio de una comunidad, de un distrito, de una provincia. Es lo que lo hace diferente a otros. La visión de futuro y los ejes de desarrollo y de gestión que de ella se derivan y se concretan en el plan, parten de la identidad de cada pueblo y avanzan, a través de los objetivos de desarrollo, hacia el fortalecimiento de dicha identidad lanzando hacia el futuro las raíces propias que son el fundamento, la base de cada comunidad.
 Al considerar de esta manera la cultura en la política y gestión municipal, se descubre, también, el rol de los agentes culturales, tal como lo viene haciendo el plan de actividades del proyecto, aportando cada uno desde su lugar y ejercitando las diferentes funciones de conservación, mediación e innovación. El alcalde, los regidores, los técnicos y funcionarios municipales y los propios ciudadanos y ciudadanas encontramos,  entonces, nuestro propio lugar  en la relación entre  cultura y desarrollo.
Entendiéndolo así, desde una visión integral y con los actores sociales bien definidos, el gobierno local promoverá con éxito un modelo de desarrollo local que, a su vez, promueve la cultura e identidad propias, en el contexto nacional e internacional del Siglo XXI.
                                                      Agosto, 2007

LA RIQUEZA ESTA EN LO LOCAL

La Riqueza está en lo local

 Por: Michel AzcuetaPresidenteEscuela Mayor de Gestión Municipal 

1.      Presencia creciente de lo local.

 Entrados ya al siglo XXI, queda claro que uno de los grandes retos del presente siglo es, definitivamente, unir lo local con lo global.  Durante dos o tres décadas del siglo pasado vimos imponerse la globalización económica financiera, con sus maravillas tecnológicas y sus terribles desigualdades sociales, acompañando, de manera paralela, al proceso de universalización de las relaciones humanas por encima de fronteras y de razas y culturas. 

 Mientras la globalización neoliberal está siendo dirigida y controlada por una pequeña elite multinacional, lo que denominamos proceso de universalización genera relaciones de base en los diferentes campos: social, económico, político y cultural, empeñándose en democratizar dichas relaciones por todo el planeta bajo la gran consigna de “otro mundo es posible”. 

Pero, curiosamente los dos procesos han comenzado a mirar a lo local, necesitan de lo local.  En primer lugar por el descontento generado por las políticas económicas globales que, como nunca antes en la historia han multiplicado la riqueza de pequeños grupos y han extendido la pobreza por todos los continentes y países, incluyendo los llamados países desarrollados: los ejemplos de Nueva Orleáns con el huracán Kathrine y de París, con las revueltas de los jóvenes marginados asombran al mundo al descubrir unas situaciones comunes a otras latitudes… La buena marcha de la “macro-economía” no llega a los bolsillos de los ciudadanos comunes y corrientes, que no se creen que el modelo de globalización neoliberal es el único posible, y comienzan a exigir que se mejore la calidad de la vida diaria, el bienestar personal y familiar, es decir, la vida en su barrio, en su centro de trabajo, en su comunidad; los Estados y las empresas ahora tienen que hablar de “responsabilidad social”, de considerar las implicancias medioambientales de cada inversión, de estar más presentes en la comunidad, incluso denominándose las empresas a sí mismas como “vecinos o ciudadanos sociales”!!  La relación con lo local se ha vuelto imprescindible para la economía global. 

Desde el otro proceso, que llamamos universalización, la relación con lo local está en sus propios orígenes ya que siempre se ha pretendido fortalecer la democratización en todos los campos y, de manera lógica, se parte de lo local, también en todas sus dimensiones, organizaciones locales de base, empresas, gobiernos locales y regionales, ONGs, profesionales e intelectuales progresistas, partidos políticos, organizaciones ambientalistas, etc., que, de una u otra manera ya están presentes en lo local y que creen y trabajan en la unión con lo global, con lo universal como parte de un proceso nuevo en la historia de la humanidad, considerando al planeta como “nuestra casa común”.  Desde lo local se participa más y mejor en este apasionante proceso de construcción de unas nuevas y justas relaciones mundiales.

 Y un tercer elemento que, con mucha fuerza, irrumpe en lo local es la innovación tecnológica y de las comunicaciones.  Han roto las fronteras, las distancias y tiempos reales, cubriendo prácticamente todo el planeta a la vez; los celulares y el Internet se extendieron a una velocidad superior a la instalación de la energía eléctrica, los teléfonos o la televisión.  Gracias a ello, y sin entrar ahora a los otros aspectos tan importantes como el control de dichos medios y de la tecnología y el nuevo poder mundial que representa, también desde lo local pueden utilizarse como palanca de información, formación y desarrollo abriendo nuevas posibilidades de relación (llenas de contradicciones, por supuesto…) entre las personas y las sociedades.. y, todo ello, desde lo local…!!

 Vemos pues, cómo, curiosamente por encima y más allá de los procesos de universalización, globalización e innovación tecnológica, se revaloriza lo local por ser donde cada uno de nosotros seguimos viviendo y relacionándonos.  Unir lo local y lo global se ha transformado en el gran reto del presente siglo y, por todo ello, las prácticas y la reflexión sobre el desarrollo local como parte de un modelo diferente de desarrollo sostenible centrado en las personas y respetando el medio ambiente, son cada vez más útiles y necesarias.  

2.      Acercándonos a lo local.

 Por las consideraciones anteriores, asumir el proceso del desarrollo desde lo local, nos plantea una primera tarea: la comprensión integral de la localidad; para poder dirigirla, gobernarla y movilizarla hacia las metas del desarrollo. No se puede dirigir o gobernar algo que no se conoce o no se comprende. Conocer qué elementos configuran lo local y comprender la complejidad de sus interacciones y de ellas con su entorno mediato y global.

 Una forma de aproximarnos a ese conocimiento y comprensión es analizando las localidades desde cuatro perspectivas: *    

 El territorio

El territorio no solo como definición geográfica, sino como construcción social, como espacio de relaciones y sentido de pertenencia, sus características, medio ambiente, y relaciones con el entorno. Ubicación estratégica o marginal.  Infraestructura básica y de comunicaciones, etc., así como sus organizaciones e institucionalidad. 

  *     La población

Densidad, composición generacional, capacidades humanas, conocimientos, necesidades básicas, actitudes, nivel de bienestar y pobreza.  Intereses, movimientos migratorios; nivel educativo, profesiones, etc. *    

 Recursos

Las potencialidades naturales, económico-financieras, de infraestructura,  turísticas, tecnológicas, capital humano; niveles y tipo de empresas, participación en el PIB regional y nacional.  Ventajas comparativas y “productos-eje”, representativos del lugar. *    

 Identidad

La cultura y sus diferentes manifestaciones; el sentido de pertenencia, los símbolos y la visión compartida. La capacidad de construir capital social, solidaridad y confianza.  Aportes a la cultura nacional y mundial etc. 

 A partir del conocimiento profundo de cada localidad, podemos intentar cierta tipificación.  Nos ha parecido útil la propuesta trabajada en la CEPAL por Ivan Silva Lira[1] y Alexander Scheitman[2], que escogió como variables la transformación productiva y el desarrollo institucional, así como su relación con el PIB.  

Figura 1 Figura 2  

  Lo que nos da una tipología de evolución económica de territorios subnacionales considerados estancados, en retroceso, en marcha y potencialmente ganadores.

 Figura 3  

 En el trabajo de la Escuela Mayor de Gestión Municipal hemos ido ampliando estas investigaciones y, a través de la participación de los agentes locales públicos y privados, con presencia de las autoridades locales y regionales, representantes sociales, empresarios, profesionales y ciudadanos en general,  trabajando con los cuatro elementos señalados anteriormente: territorio (+, - ubicación estratégica,  accidentes geográficos), población (+, - demografía, P.E.A.), recursos (+, - tangibles, intangibles) e identidad (+, - cultura viva, tradiciones y fiestas); para reconocer a nuestra propia localidad ya sea distrito, provincia o región como territorio estancado, en retroceso, en marcha o potencialmente ganador ya no sólo desde el punto de vista económico, sino de una manera mucho más integral, relacionándolos con la visión, el plan de desarrollo y los objetivos estratégicos, así como los actores principales y las responsabilidades compartidas de cada uno de ellos, considerando los intereses personales y los colectivos. 

 Estos trabajos han sido la base de lo que hemos denominado la construcción del “Mapa de la Riqueza” como un instrumento para el desarrollo local[3].     

 3.      El desarrollo de ciudadanía 

Por todo lo expuesto, se entiende mejor la importancia creciente de lo local, donde se unen las diferentes dimensiones de la vida social y ciudadana. Por una parte, nos encontramos con la administración de un territorio determinado, ya sea distrito o provincia.  Poder planificar y zonificar, mantener un rumbo con una imagen – objetivo hacia el futuro, haciendo realidad muchos sueños, pequeños o no tan pequeños, desde el asfaltado de vías y la construcción de un parque hasta obras monumentales y su mantenimiento, haciendo de la propia localidad un “territorio vencedor”. 

Administrar el territorio es gobernarlo con visión y equidad. Junto a ello, tenemos la dimensión del desarrollo local más propiamente dicho.  No es quedarnos simplemente en un aspecto geográfico, de límites, ni administrativo sino promover, dirigir el desarrollo integral, tanto en su aspecto económico, como social, cultural, humano… teniendo como meta, por un lado, que todos los ciudadanos de ese territorio, vivan con dignidad y, junto a ello, que se participe, desde lo local, en las dimensiones nacional y mundial del desarrollo.

 Hablando desde la defensa y promoción de la democracia, tenemos que también en lo local, se participa en la dimensión política de la vida social.  Hablamos de gobiernos locales con autoridades elegidas democráticamente por los propios pobladores. Y no sólo hay que considerar la elección democrática sino la presencia de las organizaciones políticas a nivel local, lo que significa tener en cuenta las diferencias, los aportes de unos y otros y la práctica de la tolerancia en el ámbito concreto de una localidad. 

Y, lógicamente, relacionado ya con la gestión de gobierno, tenemos la dimensión de la administración de los recursos públicos, el manejo del presupuesto de la municipalidad que es una gran responsabilidad de cara a la sociedad que, democráticamente, ha delegado esa función a los elegidos y, también, de cara al conjunto del Estado ya que, al tratarse de fondos públicos, las autoridades locales son un punto de referencia para los ciudadanos que tienen el derecho de proponer y de fiscalizar el uso de unos recursos que provienen de los aportes de todos.


 Figura 1  

 Estas cuatro dimensiones no se quedan en una simple teoría sino que llegan de una u otra manera y, ciertamente, con diferentes niveles de responsabilidad, al conjunto de pobladores de la localidad. Desde la dimensión territorial, todos somos ciudadanos, con derechos y obligaciones propias de quienes nos consideramos “vecinos”, habitantes de un suelo común.  La ciudadanía se practica fundamentalmente en lo local, sin negar como veninos repitiendo, la dimensión nacional y global. Desde la dimensión del desarrollo, todos debemos ser emprendedores, impulsores y defensores de las potencialidades de nuestra comunidad, sabiendo unir los intereses individuales con los colectivos.  No todos podemos ser empresarios pero todos podemos ser, definitivamente, animadores de las riquezas naturales, ecológicas, culturales propias de la localidad donde habitamos.  Es una dimensión que enriquece la vida de los ciudadanos y nos hace co-partícipes directos de un modelo de desarrollo que beneficia a todos. Nos podemos transformar, también, en militantes y dirigentes políticos, asumiendo una dimensión trascendental de todo ciudadano democrático como es la actividad política, fortaleciendo la democracia y generando nuevos liderazgos atendiendo a la demanda generalizada de democratización de los partidos y de la propia política, tanto en contenidos como en prácticas, ya que todo ello es mucho más fácil lograrlo desde lo local. Y, por último, desde la administración de lo público, participamos en el gobierno, somos gobernantes en lo que nos corresponda.  Hay ahora ya mecanismos de democracia directa, como la aprobación de los planes de desarrollo y los presupuestos participativos;  comisiones mixtas o comités locales de desarrollo o, también, organizaciones sociales presentes en la comunidad que implica asumir responsabilidades, y ello es, en su nivel, participar en el gobierno de nuestra comunidad y de nuestro territorio. 

Figura 2  

 Entendiéndolo así, lo local se descubre como el espacio físico y social donde los individuos, hombres y mujeres, podemos encontrarnos como ciudadanos plenos participando como sujetos activos en el desarrollo integral.

 4.      Lo local en el Siglo XXI 

Cuando se habla de desarrollo local, muchos piensan en un tipo de producción que se aproxima más a la micro y pequeña empresa; de la misma manera al hablar de participación ciudadana, muchos creen que se refiere simplemente a un ámbito territorial pequeño.  Sin embargo, en la línea que estamos exponiendo, no tiene por qué ser necesariamente así.  Las posibilidades que se han ido abriendo desde finales del siglo pasado, con el desarrollo de las nuevas tecnologías, permiten que desde lo local se llegue a numerosas partes del mundo.  Recordemos las experiencias de Singapur, del Sillycon Valley, en California, de Mondragón, en el País Vasco, en España, en comunidades japonesas o, guardando las distancias y cantidades, el Parque Industrial de Villa El Salvador y la artesanía de Chulucanas, ambos en el Perú.

 Manuel Castells y Jordi Borja insisten desde hace años que “los procesos estratégicamente decisivos en la era de la información son: la innovación cultural, la creación de símbolos y la investigación científica*.  Coincidiendo plenamente con ellos, nos debemos de preguntar si estos procesos se pueden o no desarrollar también desde lo local, y la respuesta es sí, definitivamente.

 La innovación cultural y la creación de símbolos se genera mejor en y desde lo local, no solo porque ambas comienzan con aportes individuales sino, también, porque en sí mismos, necesitan la presencia, experimentación y evaluación de los grupos sociales que darán el visto bueno a dichas creaciones.  La tecnología de las comunicaciones permiten, inmediatamente, llegar a todas partes, inclusive las más alejadas, con las propuestas, creaciones y productos, cumpliéndose casi silenciosamente el principio y la práctica de ir de lo local a lo global. 

 En esta relación innovación cultural–creación de símbolos–desarrollo local se descubre mejor que, entrados ya al siglo XXI, no hay modelo global construido y, con todo derecho, cada pueblo desea mantener su identidad, su ideosincracia, no solo para  no perderse en la maraña de la globalización económico-financiera si no, en positivo, para aportar, desde cada cultura nacional y local, a la construcción de la nueva cultura universal.

  Y es aquí donde se descubre la importancia de la relación entre desarrollo y cultura.  Es una mirada firme y segura al presente y al futuro de los pueblos.  Ya no se puede aceptar ni se acepta un solo modelo, una imposición cultural… al contrario, el respetar y fomentar las manifestaciones culturales propias asegura un desarrollo armónico, integral que, además, está arraigado en la historia, en las tradiciones, en los procesos sociales tan ricos que vive cada pueblo y que, de ninguna manera, deben desaparecer.

 Por ello, estos procesos son, realmente, “estratégicamente decisivos” porque nos jugamos el futuro de la humanidad y es desde lo local donde mejor podemos aportar como individuos y como grupos sociales. 

  La investigación científica, el tercer proceso señalado por Castells y Borja es más complejo y, por lo tanto, más difícil  de asumir por todas las comunidades y países dado el nivel y el costo de las investigaciones, pero, para bien de todos, deberíamos buscar los mecanismos adecuados tanto para generar espacios de investigación científica en todos los países, incluyendo, por supuesto a los más pobres, como modos de intercambio de investigaciones, descubrimientos y productos científicos sin necesidad de moverse de los deseables espacios locales de investigación, evitando la “fuga de cerebros” que ha aumentado en los último años desde Asia y América Latina hacia los países más desarrollados.

 Por otro lado, no  podemos olvidar que, en el mundo moderno, los países con actividades intensivas en conocimiento serán quienes obtengan mayores riquezas.  Los países más avanzados están creando nuevos marcos de planificación del desarrollo a nivel nacional.  Por ejemplo, el Dr. Nick Bontis[4] propone una agenda política destinada a configurar el capital intelectual de las naciones, que contiene: 

  1. Agenda nacional para la renovación, investigación y desarrollo (capital innovador).
  2. Agenda nacional para la educación (capital humano)
  3. Agenda nacional  para el comercio exterior (capital financiero)
  4. Agenda nacional para la productividad (capital de proceso) con atención especial al contexto cultural.

 Todo ello, está relacionado, es cierto, con un plan nacional unido al mundo moderno pero considero que esas cuatro agendas pueden y deben hacerse también desde los territorios y gobiernos subnacionales.  Es otra visión, es otra manera de elaborar los planes de desarrollo para los distritos, provincias y regiones.  Si el capital intelectual es la nueva riqueza de las naciones, como no vamos a tenerlo en cuenta desde lo local que es donde vivimos todas y cada una de las personas?

 La riqueza está en lo local.  El reto del presente siglo es saber unir lo local con lo universal y ahí tenemos nuevas responsabilidades tanto para los dirigentes y gobernantes como para los propios ciudadanos. Las exigencias más importantes en todo el mundo van por este camino y está demostrado que ahora es mucho más fácil relacionar estas experiencias locales entre sí, más allá de fronteras y de niveles socio-económicos. 

  El reto final es construir un mundo diferente más justo y equitativo, donde todos vivamos con dignidad y en armonía con la naturaleza.  Es solo una nueva utopía o es la última oportunidad que tenemos como civilización?  La riqueza de lo local puede, sin lugar a dudas, contribuir a iniciar una nueva etapa en la historia de la humanidad.



[1] Iván Silva Lira, “Disparidades, competitividad territorial y desarrollo local y regional en América Latina” CEPAL, Santiago de Chile, 2005.

[2] CEPAL, Serie Gestión Pública Nro. 33 – Mayo 2006
[3] El Mapa de la Riqueza: Herramienta para el Desarrollo Económico Local. La Experiencia de Tumbes. EMGM,  M.Azcueta, editor. Marzo 2007.
* Jordi Borja, Manuel Castells.. “Local y Global”. Santillana Ediciones, Madrid 1997.
[4] Bontis Nick – working paper presentado en McMaster World Congreso – Canadá, 2004

LA REGIONALIZACION COMO PROCESO

LA REGIONALIZACION COMO PROCESO:MIRANDO A LAS REGIONES O MIRANDO A LIMA? Michel Azcueta  Hemos entrado al mes de abril, y pareciera que los Presidentes Regionales y el Ejecutivo están entrampados en discusiones y acusaciones mutuas que detienen, a su vez, el ritmo de la regionalización.  Pareciera que no se ponen de acuerdo ni en los objetivos ni en las formas, con diferentes voluntades, posiciones e intereses políticos que pueden llevar al fracaso el anhelo de millones de peruanos de lograr un desarrollo integral equitativo y descentralizado en todo el Perú. Pareciera que no se quiere asumir realmente (aunque de boca, todos lo aceptan) que la regionalización es un proceso que va a llevar su tiempo, como ha ocurrido en todos los países del mundo que dieron este paso.  Un proceso que dura, por lo menos 20 o 25 años hasta lograr todos los objetivos propuestos.  Hasta el momento, lo que se ve es inmediatismo, cortoplacismo, actitudes personales y partidarias y muy poco trabajo real en las propias regiones. Recuerdo los últimos meses de 1990, en reuniones con los presidentes regionales de la época (del APRA y de Izquierda Unida en su mayoría...), entrampados, también, en discusiones internas, haciendo paros y huelgas contra el centralismo limeño (que existe, realmente...), fomentando un mayor descontento en la población que llevó a un desprestigio del proceso, favoreciendo, en la práctica, los objetivos aún más centralistas de Fujimori que, el 5 de abril del 92, con el autogolpe, liquidó totalmente aquella experiencia inicial.  Me pregunto, si salvando las distancias y no teniendo un dictador por medio, no se estará cayendo en lo mismo en estos meses del 2003, mucho mirar a Lima y preocuparse muy poco en la práctica, por construir los gobiernos regionales, el poder democrático regional. En mi opinión, habría que dar más importancia y llegar a un consenso, a una auténtica concertación en relación al propio proceso, lo que entendemos y lo que queremos hacer año a año, con y en las regiones, aceptando con sinceridad los cronogramas aprobados concertadamente y evaluando las experiencias concretas que se vienen realizando. En segundo lugar, en las regiones hay que dedicar tiempo y recursos al fortalecimiento institucional, una de nuestras debilidades nacionales sobre la que todos hablamos y coincidimos pero que se mantiene igual.  Cómo convencer a políticos y autoridades que sin instituciones sólidas, democráticas no puede haber un proceso de mediano y largo plazo que culmine con éxito?.  Tan difícil es de entender esta realidad?.  Si no hay institucionalidad democrática, todo seguirá dependiendo de la buena voluntad de una persona, por lo que desaparece el carácter de “proceso” y se convierte en una experiencia personal... Los Presidentes Regionales y sus equipos, en estos meses, deberían fortalecer las instituciones regionales, preparándolas para asumir las responsabilidades que se les va transfiriendo, movilizando, desde ya, los propios recursos existentes en la región, incluyendo a las organizaciones de base, a los empresarios, a los inversionistas, con el objetivo tanto de ir generando el “poder regional” como el de asegurar un buen comienzo de las actividades ligadas al Plan de Desarrollo de cada Región.   Con ello no se niega las coordinaciones con el Ejecutivo sino que, de manera paralela, se avanza, desde las propias Regiones,  en el proceso. Un tercer aspecto –que, en general, ya está avanzando– es definir las prioridades en el plan de desarrollo económico productivo de cada Región, incluyendo los proyectos de inversión.  Y, cuando hablamos de “prioridad” debe ser uno o dos proyectos para, en coordinación con el Ejecutivo, se logren los fondos para ello, facilitando y concretando el tema  de las reuniones de trabajo, siendo mucho más eficaces para beneficio de los ciudadanos y del propio proceso.   

Son muchas las expectativas de la población y es de justicia que se avance en la descentralización y regionalización en el Perú.  Por ello, preocupa que se esté perdiendo tanto tiempo en otro tipo de discusiones, debilitando el propio proceso y con el peligro de frustrar, una vez más, a la ciudadanía que necesita por el bien del Perú, que el proceso avance con éxitos concretos que signifiquen elevar el nivel de vida y el desarrollo integral de todo el Perú.

 Abril, 2003.